El espanto de Lucas

La tormenta desatada por la huida de las Cajas de Ávila y Segovia al SIP de Caja Madrid ha dejado en un segundo plano la pugna soterrada por la presidencia de Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria, que así se llama oficialmente la entidad resultante de la fusión entre Caja España y Caja Duero.

A día de hoy no hay gran novedad. De los candidatos barajados semanas atrás, el único que no está completamente descartado sigue siendo Alejandro Menéndez, consejero de Caja España y catedrático de de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Valladolid.

Su principal obstáculo sigue siendo el “pacto de sangre” que mantienen los dos vicepresidentes de Caja España y máximos responsables del PP y el PSOE en León, Isabel Carrasco y Francisco Fernández, para que el presidente de la nueva Caja sea leonés tanto de nacimiento como de residencia. Dicha exigencia restringe mucho las opciones y juega en favor de que la nueva presidencia termine recayendo en el actual titular de Caja España, Santos Llamas, cuyas empresas tienen contraídas con la entidad créditos y avales por importe de unos 50 millones de euros.

En cumplimiento de los pactos de la fusión, los consejeros y directivos de Caja Duero se están manteniendo al margen de la pugna por la presidencia. Pero 'El topillo' ha sabido que al director general de la nueva caja, Lucas Hernández, le produce no poco espanto la posibilidad de que sea Llamas el presidente con el que tenga que lidiar durante el complejo proceso abierto por la fusión. Imagínense si se diera el caso que hubiera que ejecutar las garantías de alguno de los créditos del presidente…