La guerra de las redes

Hace unas semanas la Oficina de Patentes de Estados Unidos (USPTO) aceptó el registro de una patente por parte de Amazon. La aplicación,  objeto de patente con número 7.739.139,  se describe  como "un sistema informático en red que suministra varios servicios para ayudar a los usuarios a encontrar y establecer relaciones y contacto con otros”.
Aparentemente, se trata de un sistema “inventado” por Brian Robertson y Adams Warren, los mismos hombres que fundaron la red social PlanetAll, que Amazon adquirió en 1998 para agregar características sociales como círculos de compra, así como su área de Amigos y Favoritos de Amazon. Sin embargo, la generalidad de la patente podría causar problemas con las demás redes sociales.

Amazon no es la única compañía que ha hecho patentes en esta área de Internet. Hace cuatro años, Friendster patentó una  “red social”, descrita como “sistema, método y aparatos para la conexión de usuarios en un sistema informático en línea, basado en sus relaciones sociales”. Así, Friendster ha obtenido varias patentes por determinados aspectos de las redes sociales en los últimos años, mientras que Facebook patentó el newsfeed (feed de noticias generadas en una red social).

El concepto de patente en Estados Unidos es mucho más laxo que en Europa y España donde, por ejemplo, no se pueden patentar programas (que se protegen como derechos  de la propiedad intelectual). Ahora bien, como han señalado algunos expertos el reconocimiento de la patente por parte de la Oficina de Estados Unidos no supone que la misma no pueda impugnarse. Además,  según el tratado de Ginebra de 1996, popularmente conocido como “Tratado de Internet”, “las ideas y los métodos no son protegibles" y según qué uso se quiera hacer de esta patente "supondría una merma y un atentado a la libertad de expresión en la Red".

La noticia de esta patente coincide con la información según la cual Facebook consiguió el año pasado unos ingresos de 800 millones de dólares. El hecho de que las redes sociales hayan perdido la inocencia para convertirse en un modelo de negocio millonario, va a despertar interesantes guerras corporativas. Esperemos que no las acabemos literalmente pagando los usuarios.

Alejandro N. Sarmiento Carrión. Abogado.