La vida de los Estados nacionales, como organización política, está constituida por la actividad de millones de hombres y mujeres, sus ciudadanos, que con su saber, esfuerzo y trabajo les han configurado una personalidad característica a lo largo de la Historia, y el puesto que ocupan en la Comunidad Internacional. Pero no todos los “esforzados” lo hicieron con igual suerte y éxito, en el momento histórico que les tocó vivir. En la posteridad no todos son recordados de igual modo.
Charles De Gaulle, como todo personaje importante, ha sido controvertido en su actividad militar y política, e incluso en el lugar que ocupa entre los personajes míticos de Francia. Veinticinco años después de su muerte, en 1970, la bibliografía de los homenajes que le tributaron en los medios de comunicación franceses y extranjeros le situó “entre Carlomagno y Napoleón, muy por delante de Juana de Arco, Luis XVI, San Luis o Clemenceau”, según nos recordó desde París, Juan Pedro Quiñonero en su crónica “Unanimidad en la veneración” (ABC 12-11-1995).
El 70 aniversario del discurso del General De Gaulle en la radio BBC de Londres ha servido, los días 18 y 19 de junio de 2010, al Presidente Nicolas Sarkozy y a los franceses, para recuperar ante la crisis la idea de un Estado organizado y eficaz. Por la distancia de la Llamada, 70 años, y los 40 de su fallecimiento, vamos a dedicarle la atención que merece tan interesante personaje, en las etapas anteriores a la Segunda Guerra Mundial, en la propia guerra y la post guerra, hasta su muerte en 1970.
El análisis de algunos acontecimientos que jalonan su actividad militar y política, forman parte de su biografía, que como todos los humanos presenta luces y sombras, especialmente en periodos de guerra, durante la cual el principio no ético del “todo vale para ganar la guerra”, se lleva a cabo también en los posteriores periodos de paz. Los que practican, ignoran o no quieren saberlo cuando ejecutan “abusos de autoridad”; no cumplimentan ni respetan
Acuerdos Internacionales establecidos; ni los Derechos Humanos, etc.; deberían saber que un día, otro principio, “el que la hace la paga”, caerá sobre ellos durante su vida o después de su muerte, y ensuciará su memoria para la posteridad.
No es el caso del General De Gaulle, que a los 70 años de su discurso ha sido recordado durante semanas, en todos los medios de comunicación franceses y extranjeros, como un homenaje a su persona, a su tiempo y a su herencia. Bosquejar su biografía es una forma de unirnos a su homenaje.
Es uno de los Generales más conocidos de la Segunda Guerra Mundial, no por sus éxitos militares, sino por los políticos, al lograr erigirse en aglutinador de los franceses que luchaban al lado de los aliados contra los alemanes, que tenían a Francia ocupada.
Fue Primer Ministro en la Cuarta República (1 junio 1958) y como Presidente de la Quinta República permaneció del 8 de enero de 1959 al 28 de abril de 1969.
Su figura, que ya pertenece de lleno a la Historia, es muy discutida, en especial en torno al problema argelino, que le llevó al poder bajo el lema de “Argelia, francesa”. Su habilidad política nacional ha sido considerable, y pese a sus enemigos, ha logrado ser el hombre clave que Francia necesitaba en el momento histórico. En el marco internacional, su teoría de la “Europa de las Patrias” ha presentado un interesante aspecto sobre la integración europea del futuro. Su deseo de hegemonía francesa dentro de Europa ha creado no pocas dificultades a la política norteamericana en relación con el viejo continente, e incluso a la propia vida de la OTAN. Anunció en una conferencia de prensa el 9 de septiembre de 1965 que la integración militar francesa en la OTAN iba a concluir en 1966, y el 10 de marzo de 1966 Francia se retira de la estructura militar de la Alianza. Actualmente pertenece a la misma desde el 2009. Decididos partidarios y encarnizados enemigos polemizan en el campo nacional e internacional sobre la figura e ideas del General De Gaulle.
Vemos, pues, que no falta quien le califica de destacado escritor y en efecto, desde sus primeros años de carrera, De Gaulle publicó en artículos y libros las ideas que afluían a su mente creadora e innovadora.
Nacido el 22 de noviembre de 1890, siente inclinación militar, ingresando en la Academia de Saint-Cyr. De Oficial presta servicio en Arrás en el 33 Regimiento de Infantería. En la Primera Guerra Mundial es herido tres veces, asciende a Capitán de Infantería a los veinticuatro años y es hecho prisionero, sin lograr escapar, a pesar de haberlo intentado cinco veces. Durante el cautiverio medita en la obra que publicará en 1924: La discordia en la casa del enemigo.
En 1931 permanece en Polonia y toma parte en la campaña que salva a este país de la invasión soviética. Vuelve a Francia y ejerce el Profesorado de la Academia, en la clase de Historia Militar. Durante los años 1924-25 es alumno en la Escuela de Guerra de París. Diplomado de Estado Mayor, es destinado al Ejército del Rhin y al Cuartel General del Mariscal Pétain, que había sido su primer Coronel. Durante dos años (1927-29) es Jefe del 19 Batallón de Cazadores en Trèves. Después es nombrado para Secretario de la Defensa Nacional, donde medita sobre una doctrina de guerra adaptada al papel político de la Francia del Tratado de Versalles y a su situación estratégica.
Los conceptos de la filosofía del Mando los ordena y publica en 1932 bajo el título El filo de la espada. Dos años más tarde aparece un importante trabajo, que se adelanta en seis años a las ideas y procedimientos de combate de la guerra 1939 – 45; lo tituló Hacia el Ejército Profesional (1934), y del cual tomaron no pocas enseñanzas los alemanes. Completando esta trilogía militar, en 1938, ve la luz Francia y su Ejército. Estas importantes obras son una clara muestra del espíritu de investigación y trabajo del Comandante De Gaulle y base de su formación intelectual y humana, que habría de permitirle mantener levantada la bandera de su Patria cuando ésta fue invadida en 1940 por Alemania, pues al mando de la 4ª División Acorazada, de Coronel y después de General, detiene a los alemanes en el Aisne y ejecuta un contraataque victorioso sobre Abbeville. Cuando todo está perdido marcha a Londres, y con fe de iluminado lanza su llamamiento histórico. De su actuación en los combates y en aquellos intensos días dan cuenta sus Memorias de Guerra. La Llamada 1940-1942, publicadas en 1954, traducidas al español en 1960, tres volúmenes, Editorial Caralt, Barcelona. Figuran en las páginas 341 – 345 de la obra del autor “Escritores Militares Contemporáneos” (Editora Nacional, Madrid, 1967).
La actuación pública de la primera parte de su carrera política se recoge en la obra Discursos y mensajes 1940-1946, aparecida en 1946. Desde que ocupó la Presidencia de la V República, sus discursos y escritos son incontables. Tanto en sus publicaciones militares como políticas destaca un estilo intelectual y fogoso al mismo tiempo, con un convencimiento pleno del porvenir de su Patria, que quiere llevar al ánimo de sus conciudadanos empleando un lenguaje culto, no exento de claridad y elegancia.
MEMORIAS DE GUERRA. LA LLAMADA 1940-1942
El declive
“El 30 de mayo, la 51ª División escocesa, mandada por el General Fortune y recientemente llegada a Francia, venía, gallarda y pimpante, a relevar a la 4ª División Acorazada. Esta se reagrupa cerca de Beauvais. Conmigo los Coroneles Sudre, Gimonin, François, para los carros; De Ham, para el Regimiento de reconocimiento; Bertrand, para los Cazadores; Le Tacón, para los Coloniales; De Longuemare, para los Dragones; Chaudesolle y Aucelme, para la Artillería; Chomel, para Estado Mayor, hacen el balance de la operación. No pudimos liquidar enteramente la cabeza de puente de Abbeville, reducida, por tanto, a tercera parte. Tal y como está en el presente, el enemigo no puede desembocar en fuerza, a menos de reconquistarla previamente. Nuestras pérdidas son importantes; menos, sin embargo, que las del adversario. Hicimos quinientos prisioneros, que se añaden a los de Montcornet, y gran cantidad de armas y material cayó en nuestras manos.
¡Hoy! ¿En el curso de la batalla de Francia, qué otro terreno fue o será conquistado más que esta banda de catorce kilómetros de profundidad? ¿Aparte de las tripulaciones de los aviones abatidos en nuestras líneas, cuántos alemanes serán hechos prisioneros? ¿En lugar de una pobre División, débil, incompleta, improvisada, aislada, qué resultado no hubiera obtenido, durante estos últimos días de mayo, un Cuerpo acorazado de calidad cuyo número de elementos existía, por otra parte, aunque contrahecho y dispersado? Que el Estado jugara su papel; que él hubiera, cuando era tiempo, orientado su sistema militar hacia la actividad, no hacia la pasividad; que nuestros Jefes hubiesen, en consecuencia, dispuesto del instrumento de choque y de maniobra que fueron, a menudo, propuestos a la autoridad y al Comandante; entonces nuestras armas habrían tenido su oportunidad y Francia encontraría su alma.”
LLAMADA DEL GENERAL DE GAULLE A LOS FRANCESES EN LA RADIO BBC DE LONDRES (18 DE JUNIO DE 1940).
“Los Jefes que, después de numerosos años, están a la cabeza de los Ejércitos franceses, han formado un Gobierno.
Este Gobierno, alegando la debilidad de nuestros Ejércitos, se ha puesto en relación con el enemigo para cesar el combate.
Cierto; hemos sido, estamos sumergidos por la fuerza mecánica, terrestre y aérea, del enemigo.
Infinitamente más que su número, son los carros, los aviones, la táctica de los alemanes los que nos han hecho retroceder. Son los carros, los aviones, la táctica de los alemanes los que han sorprendido a nuestros Jefes, hasta el punto de lanzarlos a donde hoy se encuentran. ¿Pero se ha dicho la última palabra? ¿Debe desaparecer la esperanza? ¿La derrota es definitiva? ¡NO!
Creedme; yo, que os hablo con conocimiento de causa, os digo que nada está perdido para Francia. Los mismos medios que nos han vencido pueden traernos un día la victoria.
¡Porque Francia no está sola! ¡No está sola! ¡No está sola! Tiene un vasto imperio detrás de ella. Puede hacer un bloque con el imperio británico, que domina el mar y continúa la lucha. Ella puede, como Inglaterra, utilizar sin límites la inmensa industria de los Estados Unidos.
Esta guerra no está limitada a los territorios desgraciados de nuestro país. Esta guerra no está cortada por la batalla de Francia. Esta guerra es una guerra mundial. Todos los fallos, todos los retardos, todos los sufrimientos, no impedirán que existan, en el universo, todos los medios para aplastar un día a nuestros enemigos. Abatidos hoy por la fuerza numérica, nosotros podremos vencer en el porvenir por una fuerza mecánica superior. El destino del mundo está allí.
Yo, General De Gaulle, actualmente en Londres, invito a los Oficiales y a los soldados franceses que se encuentran en territorio británico o que vengan a él, con sus armas o sin sus armas, yo invito a los ingenieros y a los obreros especialistas de industrias de armamento que se encuentren en territorio británico o que vengan a él, que se pongan en relación conmigo.
Quienquiera que venga, lo llama la resistencia francesa, que no debe apagarse y no se apagará nunca.
Mañana, como hoy, hablaré por la radio de Londres”.
LLAMAMIENTO DESDE LONDRES DEL 19 DE JUNIO DE 1940.
“En la hora en que estamos, todos los franceses comprenden que las formas ordinarias del poder han desaparecido.
Ante la confusión de las almas francesas, ante la liquidación de un Gobierno caído bajo la servidumbre enemiga, ante la imposibilitad de hacer funcionar nuestras instituciones, yo, General De Gaulle, soldado y Jefe francés, tengo conciencia de hablar en nombre de Francia.
En nombre de Francia, declaro formalmente lo que sigue:
Todo francés que lleva armas todavía tiene el deber absoluto de continuar la resistencia.
Deponer las armas, evacuar una posición militar, aceptar el sometimiento de no importa qué trozo de tierra francesa al control del enemigo, será un crimen contra la Patria. En esta hora, hablo especialmente para el África del Norte francesa, para el África del Norte intacta.
El armisticio italiano no es más que una trampa grosera.
En el África de Clauzel, de Bugeaud, de Lyautey, de Nogués, todo el que tiene honor tiene el estricto deber de rechazar la ejecución de las condiciones enemigas.
No será nunca tolerable que el pánico de Burdeos haya podido atravesar el mar.
¡Soldados de Francia, dondequiera que estéis, en pie!”.
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No fue demasiado escuchado el mensaje, emitido a las 10 de la noche, pues los franceses no sintonizaban mayoritariamente la radio londinense, cada uno preocupado por sus problemas personales ante la derrota sufrida, la ocupación
alemana y el nuevo Gobierno francés presidido por el Mariscal Pétain, que el 16 de junio de 1940 pidió el armisticio a los alemanes. Pero sí fue suficiente para que el “boca a boca” funcionara y le permitiera al Primer Ministro británico, Winston Churchill, iniciar el “Maquis francés” de la resistencia que se fue organizando y creciendo posteriormente bajo la dirección del General De Gaulle.
De Gaulle tuvo una gran ambición, una utopía: devolver a Francia un puesto destacado en el mundo, y lo consiguió. Fue nombrada Francia Socio Permanente con derecho a veto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, entre los 5 grandes países del mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y China.
Poco antes de morir, sintetizó su pensamiento: “Recibí una Francia moribunda y hoy la dejo viva”.
Fernando De Salas López
Politólogo