Me he resistido dos o tres días hasta escribir este artículo a la espera de que se clarificara el tema de la famosa manifestación del sábado en Barcelona. Hasta este jueves a la mañana he mantenido la idea de que Montilla encontraría un motivo sobrado para desvincularse y evitar su presencia, pero ahora parece que no tiene vuelta atrás. Intentaré poner un poco de orden, que no sé si de juicio, en este entuerto:
Primero: Òmnium Cultural, asociación surgida en los años 60, en pleno franquismo, para potenciar la lengua y la cultura catalana, lo que incluso le valió el cierre gubernativo durante unos años, hace unos meses que está tramando una gran manifestación “por el derecho a decidir”. Ya sabemos qué quiere decidir, no nos engañemos: decir si queremos ser independientes, o quedarnos como somos. No se trata de ningunos juegos florales ni de un concurso de redacción de colegio.
Segundo: En pleno fragor por el rapapolvo del Tribunal Constitucional al Estatuto aprobado en referéndum por la inmensa mayoría de los catalanes que acudieron a las urnas –esto es lo que cuenta en democracia, no la abstención-
Montilla se suma a la manifestación que ni él ni los socialistas habían convocado.
Tercero: Para hace valer el valor institucional al de su alta representación, Montilla reivindica encabezar la senyera pero no una pancarta que le incomoda y que no es el propósito que le lleva a sumarse a la manifestación que, recuerdo, no había convocado él.
Cuarto: Òmnium Cultural, que es quien tiene la paternidad de la movilización, se mantiene en sus trece y recuerda que el lema unitario bajo el que desfilarán seiscientas entidades es “Som una nació. Nosaltres decidim!” ¿Hace falta traducción?: ·”Somos una nación, nosotros decidimos”. Al final, no obstante, y como Òmnium Cultural se nutre de subvención oficial, se busca el compromiso para que todos se sientas cómodos, o sea ninguno.
Quinto: ¿Decidimos, qué? Nuestro grado de compromiso con España. ¿Con
un Estado de mentalidad federal que nos reserva un papel motor en armonía con otros pueblos, o una España con mentalidad centralista que mete en el mismo saco a Cataluña que la Rioja, a Murcia, o a Castilla-la Mancha?.
Sexto. Sea dicho con el máximo respeto. Mientras no me demuestren lo contrario, me da la sensación de que nadie ha muerto en España por ser riojano, murciano o manchego. En esta España que se ha desangrado y que ha sacrificado a sus mejores hijos, te han matado por comunista, por anarquista, por liberal, por conservador, por monárquico, o por falangista, no creo que por ser riojano, murciano o manchego. Repito que sea dicho con el máximo respeto. Por catalán, sí.
Séptimo: la manifestación del domingo no es territorio propicio para los socialistas. Se apuntan a la manifestación porque de buena fe y legítimamente, quieren expresar su rechazo al recorte que el TC ha hecho del Estatuto, pero no ésta la intención de la marcha.
Octavo:
Duran Lleida ya ha advertido que la manifestación puede ser un aquelarre de independentistas. Aquellos que votaron no al Estatuto, o que se quedaron en casa, armarán la bronca y comprometerán al presidente. Noveno: en condiciones normales, el presidente de la Generalitat, socialista, se habría quedado en casa con el argumento, que yo creía que haría servir a última hora, de que se había desvirtuado el sentido original de la protesta y que no se podía poner en cuestión el prestigio de su alta representación.
Décimo: Montilla y los socialistas, que no creo que sean quienes movilicen a más seguidores a la marcha, conseguirán el titular de cierta prensa madrileña el domingo: por arriba de la página, Montilla rodeado de banderas independentistas -la estelada- y por abajo una gran bandera española y el titular “todos los españoles con la “roja” –selección plagada de catalanes, por cierto-.
Montilla, al intentar ponerse a la cabeza de la manifestación, está cayendo en su propia trampa. El derecho a decidir no tiene nada que ver con la indignación por la sentencia del Tribunal Constitucional, tiene más calado. Su partido lo ve y sus ministros -
Carme Chacón y
Celestino Corbacho- han sido más inteligentes en verlo venir. O es que les prima antes ser ministros de España que militantes del socialismo catalán, que también puede ser. En todo caso su problema es pretender tener dos madres.