La amenaza de un nuevo conflicto en este mundo convulso que nos toca vivir va tapando informativamente a los anteriores hasta que se produce alguna novedad relevante que nos recuerda que no debemos olvidar lo que está ocurriendo, y la necesidad de analizar con datos, con perspectiva lo que ha ocurrido y sus consecuencias.
Recorrer dos años después los kibutz en Israel que sufrieron el ataque terrorista de Hamás permite analizar con datos más concretos y contrastados las dimensiones de una masacre especialmente cruel por el ensañamiento de sus autores con civiles indefensos, con los cadáveres de las víctimas, especialmente jóvenes con agresiones sexuales espeluznantes, y con intención de contarlo en directo, de demostrar el daño terrible que estaban infringiendo a los israelíes, y, por supuesto, sabiendo que sus actos criminales iban a provocar una reacción muy contundente, devastadora por parte de Israel.
Han pasado más de dos años del 7 de octubre y algunas de las personas que perdieron a seres queridos, que sufrieron como rehenes durante muchos días, se esfuerzan en contar su horrible experiencia. No dejan de sorprender cuando afirman con convicción y rotundidad, como es el caso de Karina, con su marido asesinado defendiendo a su familia, que no quiere venganza, que lo que quiere es vivir en paz, aunque reconoce que no quiere volver a vivir en un lugar donde los recuerdos y sufrimientos están todavía muy recientes. Karina lamenta mucho la muerte de civiles en Gaza, cuenta cómo ella y sus dos hijos estuvieron secuestrados en Gaza viviendo con una familia en un cuarto oscuro, pero insiste en que la venganza no le devolverá a Ronie, su marido, y reclama un futuro en paz, sin amenazas ni violencia para nadie, pero con la seguridad de que no haya opción, ni la más mínima opción de que pueda volver a repetirse un ataque como el sufrido el 7 de octubre. Más de 1.200 muertos y 251 secuestrados de los que solo 168 han regresado con vida, una vida que tiene que superar muchos traumas. Como los traumas que sufren miles de civiles palestinos usados por los terroristas de Hamas como escudos humanos.
Un nuevo Oriente Medio está en marcha. La influencia de Irán y de sus grupos terroristas ha disminuido notablemente. Israel está frustrando los intentos de Hezbolah por reorganizarse y rearmarse en Líbano.
Estados Unidos lidera una opción de paz y de reconstrucción con gran apoyo internacional y la determinación es que esta oportunidad para estabilizar de una vez la región no se vea frustrada por los intereses de los radicales y de los que necesitan la violencia para su beneficio.