Las primeras investigaciones de este ataque, que no ha sido reivindicado, hablan de que el artefacto o los artefactos que explotaron se habían colocado en postes de la luz y en alcantarillas de la zona, y en un principio se temió que hubiera más, lo que en el transcurso de las horas siguientes fue descartado de forma oficial.
Tanto el alcalde de la capital de Bogotá, Enrique Peñalosa, como las autoridades taurinas decidieron que la corrida de toros anunciada, dentro del ciclo bautizado como de la Libertad, se celebrase, como así ocurrió, aunque extremando en grado máximo las medidas de seguridad con otras muchas compañías policiales y algunos registros a los espectadores.
El primer espada del cartel, Sebastián Vargas, tuvo el detalle de brindar su primer toro -de la ganadería, como todo el encierro, de Santa Bárbara- a la propia Policía, y se guardó un minuto de silencio en memoria del compañero de los agentes fallecido. Junto a Vargas, hicieron el paseíllo los también colombianos Cristobal Pardo y Ramsés