Pedro Sánchez ya sabe lo que es perder de verdad. Aunque en sus inicios tampoco ganó las elecciones, desde que en 2018 accediera a la presidencia del Gobierno a través de la moción de censura a Mariano Rajoy no conocía malas noches electorales.
El PSOE había ganado las generales de 2019 en 2 ocasiones y las europeas, autonómicas y municipales de ese mismo año. Sólo se le resistía Madrid, y el conjunto del partido le bailaba el agua, felices casi todos por los logros alcanzados a lo largo de la geografía nacional.
Con la excepción de los grandes ayuntamientos del país, salvo Sevilla, se gobernaba en Asturias, Navarra, Aragón, La Rioja, Baleares, Comunidad Valenciana, Canarias, Extremadura y Castilla-La Mancha. Ahora sólo se podrá conservar el poder, a duras penas, en 3 de ellas: Asturias, Navarra y Castilla-La Mancha.
Lambán ha perdido Aragón, Puig la Comunidad Valenciana y Fernández Vara, Extremadura. Si bien en Canarias, Baleares o La Rioja no tienen muchos motivos para achacar nada a Madrid, sí que los primeros barones mencionados van a pedir cuentas en Ferraz. El único consuelo es que García-Page seguirá, por los pelos, como presidente de Castilla-La Mancha (era uno de los más críticos con los pactos de Sánchez).
Hoy por hoy, la realidad y las expectativas pasan por pensar que habrá cambio en el Gobierno de la nación y que el PP de Feijóo ostentará el poder los próximos 4 años. Así que Sánchez sabrá de verdad lo que es la presión, aunque ya superara la negra etapa del asalto interno en Ferraz con Susana Díaz apartándole de la secretaría general tras dar un 'golpe' con el aparato del partido.
Así que desde Ferraz rogarán a Sánchez que acabe el mandato apartándose de las posiciones políticas que más votos restan, además de romper lazos con Bildu o ERC, entre otros. Además, le recordarán que debe dejar de someterse a las presiones y chantajes de Podemos, por mucho que sean clave en el Gobierno de coalición. Sus actuales 35 diputados son pocos y los resultados del 28-M dejan claro que el futuro para los morados es muy negro. Se les ha perdido el miedo.
Lo más probable es que se pida a Sánchez que se apoye en las fuerzas más moderadas de la izquierda, con Yolanda Díaz como única potencial aliada y otros como IU, Más País y Compromís, si quieren colaborar. Nadie descarta, de hecho, que en breve el presidente del Ejecutivo tome medidas drásticas y acometa una crisis de gobierno dejando sólo en el Consejo a ministros de confianza y gobernar con apoyos parlamentarios puntuales. En cambio, reforzará a los pocos ministros con buena imagen, tales como Nadia Calviño y Margarita Robles.
Serían unos meses de refuerzo del PSOE y otros aliados moderados con mejor imagen pública y esperar a las elecciones, que serán en diciembre de este año o enero de 2024 a más tardar. Sin embargo, se descarta que adelante las elecciones, al menos varios meses, ya que no tendría margen de maniobra para mejorar las expectativas de voto y dejar que se desgasten las del PP de Feijóo.