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Homo Anuntis Indigno Est

viernes 10 de octubre de 2008, 02:03h
¿Cuántas profesiones indignas hay en Madrid? Seguramente la de hombre-anuncio, a juicio de Gallardón y Ana Botella, puede ser una. Pero a mi se me ocurre alguna más: y no necesariamente tiene que ser la prostitución. Trabajar 14 horas, seis días a la semana y cobrar 800 euros, también es indigno. La dignidad va con las personas, no con lo que hagan y sobre todo profesión indigna no quiere decir que los que la practiquen carezcan de dignidad. En realidad suele ser todo lo contrario.

Pero ahora resulta que a Gallardón le ha entrado el prurito de prohibir esos hombres-anuncio que pasean por Sol, Preciados o Carmen, aduciendo que son trabajos “indignos”. Interesarse por los derechos laborales de estos trabajadores me parece estupendo: que el ayuntamiento mande un inspector para ver si están dados de alta, si cumplen algún convenio o si por el contrario forman parte de la economía más sumergida. Si además tiene alguna preocupación estética, que es legítima, podríamos pasar a discutirla: ¿es moderno en una ciudad ver soportes publicitarios andantes? ¿hay que evitarlo? Por ahí desfilará el debate. Pero quizá el auténtico debate es el uso de la vía pública para actividades económicas: según está el patio, el ayuntamiento tiene que echarle imaginación para recaudar dinero de allá donde no lo había. El uso de la vía para hablar por teléfono, le repercute a las operadoras de móvil; el uso de los cajeros, a los bancos. ¿Es quizá esta prohibición de los hombres-anuncio un ‘recadito’ para cualquier empresa que quiera optar por estas vías de publicidad?

En todo caso me alegro de dos cosas de esta ordenanza que también quiere regular el tamaño y la luminiscencia de los anuncios en el centro de Madrid. La primera, que el anuncio de Tío Pepe de la Puerta del Sol se salve de la quema. Ya no era sólo un soporte publicitario, que también: forma parte de la memoria colectiva de todos, como el Toro de Osborne. Y la segunda, que se quiere evitar que los mega cartelones que cubren edificios año sí, año también, proliferen sin control. Se prohibirá su colocación en los primeros cinco años posteriores a la primera puesta. Esperemos que se cumpla.
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