Destino bolivariano

Triste destino el de los países “bolivarianos”. Ahora es Nicaragua la de los enfrentamientos en la calle, la de las acusaciones mutuas, la del ambiente cargado de tensión e intransigencia. Antes fueron Venezuela, con sus peleas entre estudiantes armados, y Bolivia, con sus choques entre regiones y sus decenas de muertos. Nosotros, por fortuna, no hemos llegado a ese extremo, pero, lamentablemente, la animadversión auspiciada por el Gobierno nos hace suponer que vamos por el mismo camino.

Antes o después llegaremos al punto en que algunos ingenuos, sinceramente convencidos de que el país está en la senda del progreso, utilizados por otros tantos que habrán aprendido a mamar del nuevo poder, se enfrenten con los defensores de la democracia y el Estado de Derecho, mal acompañados, hay que admitirlo, de un puñado de representantes de lo peor del pasado reciente, que buscarán defender sus intereses.
 
Estos enfrentamientos típicamente “bolivarianos”, los que ya se han dado y los que están por venir, han sido y serán alimentados por el discurso incendiario de un grupo de presidentes con ínfulas dictatoriales, dispuestos a crispar aún más los ánimos y alimentar los rencores con tal de mantenerse en el poder.

Pero algo más une a estos presidentes que dicen encarnar la esperanza de cambio: una evidente propensión al populismo y al caudillismo, una política exterior por demás desatinada y, sobre todo, su afán por destruir al opositor, su absoluta falta de voluntad para alcanzar consensos.

Y no es que los demás países de la región, igualmente colmados de problemas sociales, sean una isla de paz, pero en los “bolivarianos” la violencia entre bandos opuestos ha rozado, peligrosamente, la guerra civil (alguien podrá mencionar el caso de Colombia, pero lo que ahí existe es una guerra entre un gobierno democrático y un grupo terrorista).

Triste, por tanto, es el destino de los ciudadanos de los países “bolivarianos”, impedidos de mejorar sus niveles de vida, pues, además de la convulsión social, deben hacer frente al deplorable manejo económico por parte de sus gobiernos.

[email protected]