Lukoil y taquígrafos

 La operación de compra por parte de la petrolera rusa Lukoil de las acciones que la constructora Sacyr tiene en  Repsol se ha convertido en un culebrón político. Al tiempo que parece que se enfría la operación financiera propiamente dicha -la Caixa y el Santander, bancos dispuestos a respaldar la operación, quieren garantías-, lo que se está calentando es el entorno político.


   La aparición en escena de intermediarios que vienen de la política- sería el caso de Javier de Paz, antiguo secretario de las Juventudes Socialistas y en la actualidad consejero muy bien situado en Telefónica- está siendo la comidilla de los círculos políticos de la capital. De Paz, amigo del presidente Zapatero (durante años fueron compañeros silentes en el Comité Federal el PSOE), no ha desmentido su supuesta mediación en este asunto, ni tampoco en otro anterior en el que con apoyos extra empresariales, el ingeniero Luis del Rivero, presidente de Sacyr, se hizo con el hoy disputado paquete de acciones de Repsol.

   Según se ha sabido ahora, en aquella ocasión contó con la inestimable ayuda del ICO, el Instituto de Crédito Oficial. Los mismos nombres, unidos en aventura al del financiero Juan Abelló y, también, al de Miguel Sebastián, por aquel entonces jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, aparecieron mezclados en las crónicas de lo que se denominó "intento de asalto" a la presidencia del BBVA. Aquella operación fracasó y Francisco González sigue al frente del mencionado banco, pero el penetrante aroma que deja la interferencia de la política en la marcha de determinadas empresas, no ha desaparecido.

   Más aún: vuelve a ser intenso. Por todo ello, tengo para mí que hará bien el Gobierno en responder a las preguntas parlamentarias de la oposición sobre el asunto de la petrolera rusa que quiere entrar en Repsol. Los miércoles toca sesión de control. Luz y taquígrafos, pues, para el "caso Lukoil".