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“Es injusto, porque ellos no han creado esta crisis”, dijo el presidente de Repsol

Brufau cree que habrá descenso económico en América Latina en 2009

Brufau cree que habrá descenso económico en América Latina en 2009

jueves 27 de noviembre de 2008, 17:09h

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, cree que en América Latina puede haber una “ralentización” del crecimiento económico en 2009, hasta límites del 2,5 o incluso un 2 por ciento, por debajo de lo cual ya no podría hablarse propiamente de crecimiento. Una posibilidad esta que a Brufau le parece “injusta”, dado que “esta vez, el culpable de la crisis no ha sido América Latina, sino nosotros, los países occidentales”.

El presidente de la petrolera española, inmersa estos días en un conflicto por la posible venta de un paquete de acciones de esta empresa a la rusa Lukoil, confió en que, una vez solucionados los problemas que conlleva la crisis por parte de los países ricos, “el crecimiento en América Latina vuelva a sus parámetros de los últimos tiempos”. En cualquier caso, Brufau se mostró optimista sobre el futuro de su compañía, y agregó que el comportamiento en América Latina –donde Repsol participa en tres de las cuatro mayores prospecciones del mundo, en Brasil, Perú y Bolivia—ha sido bueno en 2008 y no tiene por qué ser diferente en 2009.

‘Dio la cara’

Brufau fue el único de los personajes inmersos en la gran controversia de la venta de un paquete del 20 por ciento de las acciones de Resol a Lukoil –una hipótesis cada vez más lejana, dada la oposición que incluso en una parte del gobierno español ha encontrado esta posibilidad—que ha salido hasta el momento a ‘dar la cara’. Ni el presidente del gobierno, a quien se acusa de ‘favoristismo’ hacia el vendedor de las acciones, un polémico constructor llamado Luis del Rivero, ni la petrolera rusa –muy vinculada al círculo de Putin—ni, menos aún, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, sobre quien recaen muchas miradas críticas, han dicho gran cosa que pueda despejar las incógnitas.

 ¿Hacia dónde va la industria energética española?¿Qué consecuencias políticas puede acabar teniendo el presunto ‘amiguismo’ del gobierno hacia el constructor Luis del Rivero, que ha prestado algunos ‘favores’ en el pasado especialmente a Miguel Sebastián?

 Sebastián, ‘en baja política’

En todo caso, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, está ‘en baja’ en la apreciación de Zapatero, señalan círculos gubernamentales, que añaden que el presidente está “harto de los líos de Sebastián”. El último, y puede que definitivo, de estos líos es el revuelo organizado con motivo de los intentos de compra de las acciones de Repsol en poder de Sacyr por la rusa Lukoil. Pero hay, desde luego, un larfo rosario de agravios, desde el fallido plan para la recuperación de ventas de automóviles hasta la ‘brillante idea’ de regalar dos bombillas de bajo consumo a todos los españoles…cuando ni siquiera hay capacidad en las fábricas españolas para la producción de tantos millones de bombillas. Este descenso en la cotización de Miguel Sebastián en el elenco gubernamental puede ser la primera consecuencia política importante del ‘caso Lukoil’. O ‘caso Repsol’. O, si se quiere, y más propiamente, ‘caso Luis del Rivero’. En todo caso, parece que Sebastián puede ir diciendo adios a sus expectivas de convertirse, a medio plazo, en el vicepresidente económico del ejecutivo Zapatero, por muchos favores que ZP le deba.

Para nadie está del todo claro, al margen de las informaciones periodísticas, el papel que ha jugado el ministro de Industria en el aún no zanjado asunto de la venta de las acciones de Repsol en poder de la empresa Sacyr, que preside del Rivero, a la rusa Lukoil, una empresa poco valorada en el sector por su excesiva dependencia del gobierno ruso. Pero sí parece que Del Rivero, personaje bastante próximo a los círculos monclovitas, ha obtenido un trato de favor tanto a la hora de adquirir las acciones de Repsol, en los viejos tiempos dorados –todavía en septiembre maniobraba para llegar a la presidencia de la petrolífera, desplazando a Antonio Brufau--, como para vender estas acciones a un precio ventajoso, casi el doble de su valor, a la rusa Lukoil, muy relacionada con el círculo de Putin.

Esa venta ha encontrado una oposición cerrada en diversos círculos, incluyendo varios socialistas (Felipe González y Alfonso Guerra, los más connotados), sin contar ya al PP y a diversos medios empresariales y bancarios, que no se fían de Lukoil ni de sus intenciones. La rusa querría controlar la compañía adquiriendo un 29,9 por ciento de las acciones de Repsol (20 por ciento de Sacyr, nueve del ‘holding’ de la Caixa Criteria y participaciones en poder de otros sectores): a partir de ese porcentaje, tendría que presentar una OPA sobre el total de la petrolera española. Pero ese control no queda explicitado, sino más bien desmentido por quienes impulsaban, desde la sombra, las posibilidades de Lukoil –que, hasta ahora, no ha dicho esta boca es mía--.

Brufau: hay que opar al cien por cien

Hoy por hoy, parecen haber ganado la partido los contrarios a la entrada de la empresa rusa en el accionariado de Repsol. Anoche, el presidente de esta compañía, en el curso de una muy anticipada fiesta de navidad con los medios, dijo que, para controlar Repsol, “hay que presentar una OPA sobre el cien por cien de las acciones"; otra cosa, dada la composición del Consejo de Administración y los estatutos de la empresa, no haría sino dar una representación  proporcional al comprador de acciones, y ni siquiera, sugirió de manera parabólica, tendría garantizado este adquirente un asiento en el Consejo.

Según Brufau, que trazó una brillante perspectiva para Repsol, la compañía no puede ser sino independiente y privada, con lo que excluyó los rumores de que sería entidades estatales (como la SEPI, se había dicho) las que compararían el paquete de Sacyr, liberando a Del Rivero del peso de la deuda acumulada por su empresa constructora, cercana a los 18.000 millones, que es mucho más de lo que vale en Bolsa su paquete de acciones de Repsol. El ‘precio’ que Del Rivero pretendía obtener de Lukoil sería ‘político’, entendiendo la empresa rusa que ello le daría el control de la compañía española, algo que, como decimos, Brufau desmintió anoche tajantemente.

El presidente de Repsol no olvidó, en su breve discurso ante los periodistas, de manera informal y copa en mano, hacer un repaso a las buenas perspectivas de la empresa, que se halla presente en tres de las  más importantes prospecciones petrolíferas o gasistas del mundo, en Brasil, Bolivia y Perú, así como la satisfactoria marcha de las cosas en YPF Argentina. Pero, en conversaciones privadas, rechazó entrar más en detalle acerca de quién cree que será, finalmente, el comprador de las acciones de las que tan desesperadamente quiere deshacerse Del Rivero.

Por su parte, el presidente de Sacyr trata de moverse en un mar lleno de tiburones, algunos creados a sus propios pechos (Lea ‘Del Rivero ya huele a ruina). Dicen que trata de contactar con sus amigos en el gobierno para que le saquen del aprieto en el que se encuentra la constructora, a la que los bancos empiezan a apremiar los pagos debidos.

Del Rivero huele a ruina

Luis Fernando del Rivero Asensio, murciano de  58 años de edad, ingeniero de caminos, canales y puertos,  está a punto de verse como su colega de  aventuras empresariales Fernando Martín: su empresa en concurso de acreedores y él, en la ruina personal. Por eso intenta a la desesperada salir adelante. Incluso pasando factura a sus amigos por viejos favores.

   El problema de Luis del Rivero es que sigue pecando de exceso de velocidad. Lo hizo hace un par de años cuando intentó sentarse en el consejo de administración del BBVA con la intención de echar a Francisco González, en una operación que, dicen en los mentideros políticos, diseñó su amigo personal  Rodríguez Zapatero. Operación fallida. Compró el 3,1% pero no supo gestionar la crisis que provocó y terminó saliendo por la puerta de atrás. Eso sí, con la maleta cargada de dinero en forma de plusvalías.

   Ahora intenta algo parecido. La situación de Sacyr, la  segunda constructora de España por capitalización bursátil, y cuarta del mundo, deja mucho que desear. 15.000 millones de deuda y, encima, además, exigible a corto plazo,  requieren soluciones urgentes. Y, tal y como están haciendo otras empresas en apuros, -véase Colonial-, la solución pasa por vender las inversiones hechas en épocas de bonanza.

   En este sentido Sacyr tiene una "joya de la corona" en forma del 20% de Repsol. Lo que ocurre es que no están los tiempos para tirar el dinero comprando por el doble de lo que cuesta en los mercados. Y Luís del Rivero quiere eso, el doble de lo que cuesta ese 20%..

   Y esa misma "vuelta de tuerca" le lleva a comprometer a su amigo Rodríguez Zapatero al que ha puesto en un buen apuro. Si no fuese porque Luís del Rivero sabe mucho, ha hecho mucho y es muy conocido por los mayordomos de Moncloa, la cosa no tendría mayor complicación de la desinversión de un, eso sí significativo, 20% de una de las empresas españolas con mayor presencia internacional. Pero nada más. Colonial, por ejemplo, 'regala' el 15,5% de Fomento a sus acreedores, y no pasa nada.

Sin repercusiones para América

  Soluciones para Sacyr hay muchas. Desde que un 'gigante' energético, tipo Total y Shell se quede con su participación en Repsol hasta que salga en su 'rescate' el propio Gobierno bien a través de la SEPI o bien a través de la compra de "activos de alta calidad", que para eso están los 30.000 millones ampliables a 50.000.

   Lo que ocurre es que los efectos colaterales de tipo político son de envergadura. El 'episodio BBVA' pesa mucho, todavía, en Moncloa, y Luis del Rivero sabe demasiado sobre ese tipo de maniobras a pesar de no pertenecer al selectivo 'clan del baloncesto', el verdadero núcleo duro del poco influenciable ZP. Por eso no sólo tiemblan algunos ministros como Miguel Sebastián. También algunos personajes instalados en la sede socialista de la calle madrileña de Ferraz.

¿Tendrá repercusiones para América Latina, donde Repsol tiene intereses sobre todo en Argentina, Brasil, Perú, Bolivia y México,  todo esto?  No parece, excepto que tamnto tira y afloja acabe por debilitar a la actual dirección de Repsol, lo que se considera poco probable, dado que Brufau está realizando, se estima, “una gran gestión”, según se dijo en la última reunión del Consejo de Administración de la compañía

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