La demanda fue presentada el viernes último ante la Corte del distrito de Columbia de ese país. El caso lo sigue el estudio de abogados DLA Piper LLP, con sede en Washington D.C.
Además de la devolución inmediata de las piezas, el Perú pide "el resarcimiento por los daños sufridos por la persistente violación de sus obligaciones por parte de la Universidad de Yale", según informó el periódico "Yale Daily News", de esa universidad estadounidense.
El recurso judicial acusa a la universidad de actuar de manera fraudulenta, al no realizar una investigación científica suficiente de las piezas arqueológicas.
García Belaunde reiteró que esos objetos arqueológicos constituyen parte inalienable del patrimonio cultural de la nación y pertenecen al pueblo peruano.
REACCIÓN DE YALE
Según informó la agencia Reuters, Yale dijo que está decepcionada con la demanda, que el Perú había advertido que presentaría.
"Las pretensiones del Perú están limitadas por la prescripción de derechos. Estas no tendrían mérito alguno, aunque hubieran sido presentadas a tiempo, dentro del marco legal. Yale se defenderá vigorosamente de ellas", afirmó Yale, a través de un comunicado.
La cancillería peruana negó ayer haber recibido algún comunicado oficial por parte de la universidad.
De acuerdo con el "Yale Daily News", la demanda constituyó "un duro revés" para las autoridades de la universidad que esperaban resolver el conflicto de manera amistosa.
En una entrevista citada por el mismo periódico, el rector de la universidad, Richard Levin, indicó: "Nos hemos esforzado por encaminar bien este problema y en varias ocasiones estuvimos a punto de llegar a un acuerdo con los peruanos".
La consejera general de la universidad, Dorothy Robinson, prefirió no discutir los detalles de la demanda, tras señalar que no había sido sometida a un análisis exhaustivo.
En setiembre pasado, Yale reconoció que las cuatro mil piezas son de propiedad peruana, pero advirtió que no todas serían devueltas. Entonces, la universidad anunció un acuerdo según el cual, el Perú compartiría con Yale los derechos sobre la colección, parte de la cual permanecería en Estados Unidos para ser investigada.