Este 2008 pasará a la Historia porque Estados Unidos ha decidido que, por primera vez, su próximo Presidente no sea un señor blanco.
Barack Hussein Obama ha sido el protagonista de 2008 y lo será de 2009 para lo bueno y también para lo malo. Su elección ha desterrado viejos fantasmas racistas para siempre y, más que el fin, ha significado el rechazo de los estadounidenses a la era
Bush y de todo lo que ésta representa.

Pero antes de su victoria sobre los republicanos que encabezaba el senador por Arizona,
John McCain, Obama ha tenido que trabajar duro por llegar donde está. Muestra de ello da este 2008, el año de las primarias más largas de la historia del país que mantuvieron en vilo a los demócratas, que no sabían si sería la ex primera dama
Hillary Clinton la candidata a las presidenciales o lo conseguiría aquel joven senador por Illinois con nombre medio africano.
Ha sido así un año de sorpresas que acaba con Obama como virtual presidente y esa a la que todos llamaban su acérrima enemiga como la que se espera que sea una de sus más firmes aliadas en la Casa Blanca, como secretaria de Estado. ¿Quién hubiera dicho algo así hace doce meses?
Y es que la batalla electoral ha mantenido a los votantes bien entretenidos en este año en el que McCain presentó a Estados Unidos y a todo el mundo a una gobernadora republicana con ganas de llegar a más.
Sarah Palin, gobernadora de Alaska, se dio a conocer a la opinión pública como candidata a la vicepresidencia republicana y, tras la derrota, tiene ganas de quedarse. Y muchos de que se quede para siempre. Parece haber sido, tras Obama, el descubrimiento del año. Se trata de la persona que las bases republicanas más conservadoras necesitaban oír para movilizarse y la política un poco metepatas que ha dado a los medios de comunicación varios de los momentos más inolvidables del año.
Obama, McCain, Clinton, Palin y, naturalmente Bush, han sido los nombres con mayúsculas de la política estadounidense. Nombres que se metieron en la cabeza de unos ciudadanos que fueron a votar en masa para que su situación cambiara para siempre. La esperanza y el cambio de los que tanto hablaba Obama en su campaña calaron hondo en una población, que, según las últimas encuestas, se muestra en su gran mayoría optimista con lo que el que será primer presidente negro de EEUU pueda hacer por ellos en unos tiempos no muy halagüeños.
En Obama han depositado todas sus esperanzas para que la otra gran protagonista del año, la recesión, desaparezca poco a poco de sus vidas. Y es que la crisis económica que sufre el país (y el planeta) es sin lugar a dudas otra de las protagonistas del año. Esta etapa de penuria económica ha hecho que unas de las palabras más famosas de 2008 sean "
hipotecas subprime" y que muchos se enteraran por primera vez de qué era eso de
Fannie Mae y
Freddie Mac. Mientras los despidos y los desahucios continuaban, y el banco de inversión Lehman Brothers desaparecía del mapa para siempre, el Gobierno Bush, icono de la desregulación, se apresuraba a salvar, primero, a las dos mayores compañías hipotecarias del país, más adelante, a la mayor aseguradora (AIG) y ahora se apremia por evitar que el sector del motor sucumba también.

2008 ha sido el año del intento de reinvención del capitalismo, gracias a la famosa cumbre del G-20 en Washington, ésa que permitió que el presidente del gobierno español,
José Luis Rodríguez Zapatero, visitara por fin la Casa Blanca. En la capital del país se reunieron las mayores potencias económicas del globo para acordar que se debían poner en marcha medidas de estímulo destinadas a impulsar el crecimiento y, sobre todo, que se volverían a reunir en Londres, esta vez ya con Obama.
El año se despide con un sabor agridulce en un país que espera que en 2009, con un nuevo Presidente, la situación económica se enderece y ese salvador llamado Obama pueda dedicarse con tranquilidad a hacer realidad aquellas reformas que prometió en materia igualdad de derechos, de sanidad, de lucha contra el calentamiento global y, ¿por qué no?, de aquellas que permitan la vuelta de tantos soldados a casa.