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El choro

El choro

viernes 16 de enero de 2009, 16:48h

Tanta es nuestra tragedia que dejamos de ser una democracia para ser una chorocracia

La palabra choro dependiendo el país tiene distintas connotaciones, pero casi siempre muy poco enorgullecedoras& Choro se le dice a un ratero o a un ladrón de cuidado, a un malandrín o a un sociópata, en fin, que hoy mi motivación para escribir es ese personajillo nefasto que pulula por calles, por sitios públicos y privados, por cárceles, por alcaldías y hasta por palacios de gobierno.

En Venezuela estamos en manos de ellos, nuestra calidad de vida se ha deteriorado abrumadoramente, tanto que una risa sardónica nos brota cuando alguien tiene las santas bobadas de armar un show palurdo vendiendo su "Infinito dolor" por las víctimas que la nueva guerra entre el grupo terrorista Hamás y el Estado de Israel, causa, y le importa un cipote que según sus propias cifras, siempre amañadas, sólo en Caracas en el año 2008 hayan muerto 2.165 personas de manera violenta. ¡Ah!, y también aquí el choro cuida nuestros dólares, y para mayor seguridad los deja en custodia de los hermanos Castro, de Don Evo, Correa, Daniel Ortega y otros congéneres.

Y es que de Tierra de Gracia hemos pasado a tierra de choros, y peor aún, choros empoderados que se saben impunes y, por tanto, sin freno alguno. Así, nuestra tragedia es infinita, tanto que dejamos de ser una democracia para pasar a ser una chorocracia. Aquí nos roban la cartera, el carro, la casa, las fincas, las fábricas Aquí nos roban el patrimonio nacional, los votos, y se roban también lo que en su momento pueda interesar al o a los choros& Desde un Centro Comercial que habilidosamente esperan a que esté totalmente construido y listo, hasta la vida, que realmente es lo que menos vale en la tierra donde un tipo con un récord de fechorías pretende quedarse eternamente, alegándonos quizá su popularidad entre los siniestros terroristas del mundo, que le alimentan su enfermizo ego, golpeado sin dudas por la pérdida de las multitudes vernáculas cansadas de tanto robo, tanta rapiña, tanta muerte impune y, sobre todo, tanta mentira y cinismo y que le gritan ¡No es No!

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