www.diariocritico.com
Ética y Neurociencia

Ética y Neurociencia

lunes 16 de febrero de 2009, 00:32h

En última instancia, si la ciencia pudiese explicar lo espiritual, lo Humano devendría Natural

Hemos entrado en contacto con un amable médico y neurocientífico, a los fines de explorar juntos las conexiones entre la ciencia y la mística. No entre la Ciencia y la Filosofía -que quede bien claro- porque no le concedemos a ésta la menor beligerancia. Porque ella se agotó, llegó sólo hasta Hegel; porque no pudo ser, en Occidente, la contraparte espiritual de la ciencia. Porque ésta la redujo despectivamente a "metafísica".

A pesar del ambiente de incipiente afecto que se generó entre nosotros, a los cinco minutos de la primera discusión exploratoria la polémica estalló incontenible. Con mucho respeto, pero radical e incontenible. Por dos hipótesis de la Neurociencia, expuestas por él. O, más bien, puestas por él, al lado de las gratas pizcas tachirenses que los dos consumíamos. Gracias infinitas a los amigos de San Cristóbal, por la intensidad de esa especie de breve gira ético-política que me organizaron.

Asomémonos brevemente a dichas dos hipótesis: 1) ¡Que, la Creatividad no existe! Que lo que entendemos por tal no son sino redefiniciones de las relaciones entre las cosas y, en lo esencial, que nuestra actividad mental no crea nada, que únicamente descubre -o profundiza en el descubrimiento- de la realidad empírica. Sólo que en el caso de la Neurociencia, no se trata de cualquier realidad, sino del cerebro, de esos inescrutables lóbulos, pliegues y neuronas, respecto de los cuales alguien alguna vez hizo una pregunta que nos lacera desde hace 40 años: ¿Cómo diablos podrán residir en esa babosa materia gris la belleza, la poesía o la música de Wagner?

Y 2), ¡que los sentimientos, las emociones y las pasiones son reductibles al pensamiento! Es decir, presumo yo, aunque no lo dijese él: que todo el comportamiento y la manera de ser de lo Humano ¡pueden ser explicados científicamente! Que todo eso que con imprecisión llamamos espíritu, alma, trascendentalidad, Dios o más allá, puede llegar a ser conocido por la ciencia. En otras palabras ¡que sólo existe el cerebro! Y, más aún -especulaciones mías-, insisto: que no hay nada misterioso, impenetrable o inefable en lo Humano, nada incognoscible, sólo cosas (por ahora) desconocidas. Que llegaremos a conocer científicamente cómo es que podemos escoger con libertad. ¡O sea que la Libertad es una ficción!

La pizca se acababa y -luego de haber señalado que las dos hipótesis eran en realidad una y la misma- lo único que alcancé a decir fue que tal vez las emociones, pasiones y sentimientos pudiesen ser reducidos a pensamientos, pudiesen ser explicados científicamente, pero que no ocurría lo mismo con la Ética. ¡Que es per sé creativa la capacidad humana de valorar, esto es, de superponerle juicios de valor a los procesos cognitivos! Y que dicha capacidad no podría jamás ser explicada. Porque lo valorativo nada tiene que ver con la ciencia, nada tiene que ver con la Realidad; porque son dos mundos que no se tocan (lo moral y lo natural) tal como Hume intuyó y como Wittgenstein finalmente mostró, acabando así con la Filosofía. Y, porque eso es lo esencial y lo trágico de lo Humano: la incomprensibilidad absoluta de la moral, o sea la noción de Dios. Y porque, en última instancia, si la ciencia pudiese explicar lo espiritual, lo Humano devendría Natural. Y es evidente que no somos entes naturales. Es tan sólo otra hipótesis a ser debatida en los talleres conjuntos que pensamos desarrollar& si es que el tráfago de la vida lo permite. "Por de pronto", mi curso sobre Savater empezará el 9 y no el 2 de marzo. A las 6 pm. ¡Se agota el cupo!

[email protected]

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios