Al césar lo que es del césar...

He tenido conocimiento, por los medios de comunicación, de un hecho de doble lectura y ahora quisiera ocuparme de una de ellas. Se trata de un hombre, probablemente sin “papeles”,  llegado en patera a nuestro país, que ha recogido a una niña abandonada por su padre en un coche, mientras éste se solazaba en un burdel. La niña deambulaba por la calle buscando a su padre y este buen hombre se ocupó de recogerla y llevarla a una Comisaría de policía (hasta aquí el dato noticiable). Reacción penal para el padre insensato y simple titular de noticia para el hombre, cuya acción le califica como “hombre bueno” (nada más y nada menos). Hombre bueno, del que ni siquiera aparece el nombre pero que merece nuestro reconocimiento no sólo por lo que hizo sino por haber demostrado una “valentía” desgraciadamente fuera de lo común. Un inmigrante sin papeles es una “pieza a tiro” especialmente para la policía que es a quien se dirigió con la niña. Pues bien, me gustaría que en nuestro país hubiese más gente como este hombre y para eso sería justo otorgarle la nacionalidad española por “carta de naturaleza” (artículo 21 del Código Civil) simplemente porque se lo merece, si es que acepta pertenecer a nuestra comunidad. Una comunidad llena de odios, rencores, envidias, orgullos y vanidades que resultaría menos ingrata con personas como este hombre, cuyo nombre desconozco, pero que debería dejar de ser un mero “sin papeles”. Si el Gobierno quiere utilizar sus potestades (como la concesión de la nacionalidad por carta de naturaleza) con tino, justicia y ética, ahora tiene ocasión de hacerlo. Yo me limito a sugerir y apoyar la idea porque no es necesario ser un excelente deportista o científico para obtener la nacionalidad española por esta vía. También están las consideraciones de otro tipo como la simple honestidad, la ejemplaridad cívica y la valentía, digo yo…