Hoy primero de Abril despedimos a Raúl Alfonsín

Nombrarlo es recordar a los inseguros días en que el País despertaba del letargo en que pretendió sumergirnos, a través de muertes y planes económicos, la dictadura militar. Supo encarnar el sentir de una parte importante de la sociedad que, más allá de aciertos y errores, vio en él valores que ya creía perdidos.
 
Fue un militante toda su vida. Concejal, Diputado Provincial, Diputado Nacional, Senador Nacional y Presidente.
 
En su presidencia se demostró que la justicia era posible, aún desafiando poderes que parecían inexpugnables Con el juicio a las Juntas Militares, abrió una puerta que aún hoy sigue abierta bajo otro gobierno democrático que sigue juzgando a los genocidas de entonces.
 
La sociedad debe agradecerle leyes que hacen a una mejor sociedad, como la de Patria Potestad o la Ley del Divorcio. Leyes que demuestran su espíritu progresista, que sostuvo aún en contra de los sectores más reaccionarios del Poder.
 
Debemos recordarlo como un hombre combativo, vehemente, honesto en sus ideas
 
Y coherente en sus acciones.
 
Creemos firmemente que su pérdida enluta a los militantes de las grandes causas nacionales, un hombre que llamó a la Unión Nacional y que le hizo frente a los intereses sectoriales y a los grandes medios de comunicación quienes, no casualmente, se opusieron  a su mejor obra de gobierno.
 
Despedimos hoy al hombre que se enfrentó a los mismos enemigos internos contra los que lucharon Hipólito Irigoyen y Juan  Domingo Perón. Que no son diferentes a los que se contrapone el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
 
Despedimos  a un hombre que honró a la política.
 
Despedimos a Raúl Ricardo Alfonsín