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No te va a gustar. No pararé hasta joderte

No te va a gustar. No pararé hasta joderte

lunes 19 de marzo de 2007, 21:56h

Conozco a los implicados en la historia que voy a contarles, y me parece perfectamente verosímil. Resulta que Jordi Barbeta, un veterano periodista de 'La Vanguardia', asegura que el jefe de prensa de José Montilla, president de la Generalitat catalana, y que se llama Toni Bolaños, amenazó al informador, diciéndole "te juro que no voy a parar hasta joderte", porque en el gran diario barcelonés se publicaban las alegaciones del abogado del Estado contra la constitucionalidad del Estatut.

   He tenido ocasión de tratar con Bolaños, en aquellos tiempos en los que Montilla se desempeñaba, con algunas más sombras que luces a mi entender, en el Ministerio de Industria. Luego, el fidelísimo jefe de prensa, o director de comunicación, ha tenido otros encontronazos, alguno de los cuales han acabado en demanda del insultado contra él ante los tribunales. No lo puede evitar el irascible Toni: no tolera que nadie se meta con su jefe en prensa escrita, radio, televisión, Internet o cualquier otra forma de reproducción mecánica. Y, por extensión, no tolera que nadie se meta con la Generalitat, que eso de criticar a sus jefes no debe ser, a su juicio, libertad de expresión, sino libertinaje.

   No es un caso aislado el de Bolaños, ni el desdén hacia los medios de comunicación por parte de quien es pagado para atenderlos es privativo de un partido, ni cualidad atribuible a un solo ministro, director general, presidente autonómico, jefazo empresarial, o lo que fuere. Lo usual -que lo digan, si no, mis compañeros, que tienen que bregar cada día con las fuentes informativas- es que el portavoz no se ponga más que una de cada diez veces que lo llamas, lo normal es que jamás resuelva las pegas, lo normal es que nunca te cuente algo que merezca reseñarse, lo normal es un seguidismo bolañesco a las herméticas consignas del jefe. Lo normal, en suma, es atender a los medios favorables al punto de vista de quien se trate, e ignorar con silencioso desdén a los otros. Y claro, progresando por este camino, llegamos a esas ruedas de prensa en las que el proceder se limita a leer un comunicado, sin admitir después las preguntas de los periodistas, pobrecitos, que pasen y coman ...

   Ojo, que ya sé que hay excepciones. Un día de estos publicaré la lista de quienes nos atienden con amabilidad, con profesionalidad, con talante abierto -ah, el talante ...-. Es una lista mucho más corta, me temo, que la contraria.

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