www.diariocritico.com
¡Es la economía, listo!

¡Es la economía, listo!

sábado 23 de mayo de 2009, 19:21h

Se ha convertido en uso habitual el recuerdo de la famosa frase con que Bill Clinton increpó a su contendiente electoral republicano: “¡Es la economía, tonto!”. Pero a estas alturas de la película y los cinco años trascurridos desde 2004, ni los más empecinados en comparar a Rodríguez Zapatero con el popular personaje cómico inglés Míster Bean, aventurarían que ZP tenga un pelo de tonto, más bien de listo, aunque sea en el significado más cruel del término. Va a necesitar mucha listeza para conducir esas nada menos que la friolera de 45 propuestas de resolución aprobadas por el Congreso con motivo del Debate de política general en torno al Estado de la Nación, llenas además de interesantes contradicciones que merecerán un sosegado análisis.

Se ha cruzado por cierto, en los problemas de la crisis, la compleja e importante cuestión de los rescates de Cajas de Ahorro. No acaba de encarrilarse, y desde luego ya es evidente que el líder del PP, Mariano Rajoy, no está por la labor de dar cheques en blanco, en este asunto, a las habituales estrategias de parcheo que tanto gustan a Rodríguez Zapatero, y que consistirían ahora en dar vía libre al Banco de España para intervenir en las Cajas, habilitando para ello un nuevo fondo de reestructuración. A estas alturas de lo que viene sucediendo es ya incuestionable la grave parte de responsabilidad que alcanza, en la situación de las Cajas, a los excesos de la representación política en sus órganos de Gobierno. Este es el nudo del problema y por ello Rajoy propone una modificación de la LORCA, para liberar el régimen funcional y de gestión de las Cajas del letal intervencionismo político, decisión en la que el PSOE, principal beneficiario de esa situación, de ninguna manera quiere entrar. 

Lo cierto es que el presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, se ha alineado claramente en la petición de una reforma de la Ley de Cajas, que las libere del control de los políticos, y aún recordando que no siempre y cualquier fusión es recomendable, apoya los procesos de concentración de las Cajas con la salvedad, precisamente, de que sean técnica y profesionalmente decididos por los gobiernos de las Cajas y no impulsados o vetados, según conveniencias más políticas que financieras. Dice Quintás, y no le falta precisamente razón, que las Comunidades Autónomas falsearon el modelo al ocupar muy altos porcentajes de representación en los órganos rectores de las Cajas.

En definitiva, lo que Quintás propone es algo tan razonable como profesionalizar y despolitizar la gestión de las Cajas de Ahorro, tanto más necesario y urgente cuando la situación inquietante de varias Cajas puede ahondarse en el próximo año 2010, en el que previsiblemente se mantendrán muy altos niveles de morosidad incluso si, como quieren ver los más optimistas, la economía española tocase fondo a finales del año en curso, cosa más que discutible para la mayoría de los expertos, que siguen temiendo, en el caso de nuestro país, una profundización del fondo de la crisis durante el año próximo.
 
Esté un poco más cerca o un  más lejos el fondo de la crisis, lo que sorprende a todos los observadores sensatos es la negativa del Gobierno a tratar la crisis económica en términos económicos y hacerlo sólo en términos políticos, lo que supone optar por la confrontación en vez de por una deseable concertación transversal que uniera los esfuerzos de todos. Así, en plena campaña electoral, Rodríguez Zapatero afirma en Valencia que “vamos a salir de la crisis, pese a quien pese”, y en la línea de la agresiva campaña electoral en curso, advierte de las caras que se les pondrán a algunos, esto es, a los políticos del PP, cuando se salga.

Bueno, que alguna vez se saldrá de la crisis es una obviedad, aunque falta por ver cuándo y en qué condiciones. ¿Y de verdad Rodríguez Zapatero considera que a los líderes del PP se les pondrá mala cara cuando España salga de la crisis económica? Esto no lo hubiera dicho jamás Adolfo Suárez de los líderes del PSOE, ni Felipe González de los líderes del PP. Esto no es radicalismo, sino guerracivilismo puro y duro. Afirma para ello, en una ofensa personal a Rajoy, con lo que degrada el debate político, que es Aznar quien manda en el PP. Como nunca se debe permitir que la verdad estropee un buen argumento, Rodríguez Zapatero expone su propio modelo, dice que de superación del ladrillo y de la dependencia del petróleo y apuesta por las energías renovables. ¿Pero quién ha tenido más conexiones políticas con el ladrillo que las gentes de Rodríguez Zapatero? ¿Y quién y cuando ha dicho que el PP de Mariano Rajoy esté contra las energías renovables?

Así que parece inevitable aceptar que le sobra razón a Rajoy cuando afirma, como este fin de semana, que “Rodríguez Zapatero y su gobierno son una amenaza para el bolsillo de los españoles y un riesgo cierto para la economía española”, a la que, en opinión del líder de la oposición, que comparten la mayoría de los expertos y no sólo de derechas, se está llevando a una situación de la que se tardará mucho en salir. Contra su personal estilo, no ha estado precisamente suave el líder del PP en los actos de campaña en Baleares: “Debemos echar a Rodríguez Zapatero no por ideología, sino porque es una pesadilla con un gobierno incapaz de planificar y de atender el largo plazo y porque España necesita un plan económico que genere confianza y sea capaz de crear empleo”.

Rajoy ha ofrecido su propia receta: una Administración austera, acometer las reformas necesarias, resucitar el crédito y apoyar a los creadores de empleo. El líder del PP ha arremetido con dureza contra “el sudoku financiero de imposible solución” en que el Gobierno ha convertido el complejo y delicado tema de la financiación autonómica, y ha calificado las medidas anunciadas por Rodríguez Zapatero de “ocurrencias”, preguntando qué ha pasado con las deducciones para la vivienda y qué va a suceder con el enredo de las ayudas al sector del automóvil.
 
Lo cierto es que como Rodríguez Zapatero se mueve incómodo por las cuestiones económicas, que son las que ahora importan, no pierde ocasión en la campaña de volver por los carriles que encuentra más cómodos, y ante la evidencia de que la imagen de Rajoy está cambiando y mejorando, ha optado por resucitar como sea la de Aznar, a quien no pierde ocasión de referirse, venga o no a cuento, como su pintoresca afirmación en Valencia de que “entre las civilizaciones no caben la guerra de Irak ni Guantánamo”.

Desde luego que la guerra de Irak fue un paradigma de eso de “peor que un crimen, un error”, y por supuesto que nadie defiende lo que parece haber sucedido en Guantánamo. A ver, que se referencie una frase de Rajoy, una sola, defendiendo las inadmisibles prácticas por lo que parece sucedidas en Guantánamo. Pero ésta no es la cuestión de ahora mismo. Ahora es la economía lo que importa: el empleo, el crédito, la actividad, la seguridad financiera… Todo esto es poco lucido y da para pocas operaciones de marketing, pero alguna vez nos mereceremos los españoles que los políticos –sobre todo los que tienen responsabilidades de poder– recuperen el valor del interés general. 

En todo caso, lo que probablemente la mayoría de los ciudadanos quiere, al margen y por encima de sus plurales ideologías, es que nuestros políticos fueran capaces, al menos por una vez, al menos por el tiempo necesario, de posponer otras cuestiones, que dividen a la sociedad, y centrar concertadamente los esfuerzos en lo que se pueda hacer –que no mucho, pero algo se podría– para acortar el recorrido de la crisis y preparar las bases y los mecanismos para que, cuando llegue el cambio de signo, pueda acelerarse la entrada en la fase expansiva del ciclo y aprovechar todas sus posibilidades.

No nos engañemos ni nos hagamos trampas en el juego. Hay miedo, vaya si hay miedo, en sectores cada vez más amplios de los trabajadores y de las clases medias, incluidos profesionales y pequeños y medianos empresarios. Hay miedo al paro entre trabajadores y profesionales. Hay miedo por la creciente dificultad y coste del crédito en las empresas y el comercio. Hay miedo ante el horizonte y la viabilidad de un sistema público de salud del que estábamos legítimamente orgullosos. Hay miedo, mucho miedo y algo más cada vez que se escuchan enfáticas afirmaciones de que “no hay el menor riesgo”, en torno al Sistema público de Pensiones.

Demasiados miedos, probablemente algunos de ellos infundados. Pero en todo caso, Rodríguez Zapatero debiera saber que todo esto es lo que importa ahora mismo a los españoles, mucho más que la desdichada foto de las Azores o nuestro desacertado protagonismo en la guerra de Irak, que son cosas que ya pasaron y que los ciudadanos valoraron en las urnas. No, no es Aznar quien manda en el PP en estos momentos. Por mucho que le disguste al presidente del Gobierno, ahora mismo el PP está dirigido por Rajoy y su equipo. Para bien y para mal es lo que hay.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios