Garzón mete presión en el Poder Judicial

Quiera o no quiera, el superjuez_estrella Baltasar Garzón se ha convertido de hecho en la madre de todas las discordias jurídicas. Por activa o por pasiva, Garzón ha metido tal presión en el Poder Judicial que ya veremos en qué acaba todo esto de su presunta prevaricación con la memoria histórica.

    Resulta que, si la querella contra él interpuesta por la ultraderechista asociación “Manos limpias” es admitida en firme por el Supremo, la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial, en aplicación del artículo 383.1 de la Ley Orgánica del CGPJ, se verá obligada a tratar la suspensión cautelar del juez en sus funciones.

    La Comisión está presidida por el presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, y compuesta por dos vocales progresistas –Margarita Robles y Almudena Lastra- y por dos conservadores –Manuela Almenar y Antonio Dorado-. Entre los suplentes –por si falla alguno- se encuentra el vocal José Manuel Gómez Benítez, que en este supuesto se vería abocado a abstenerse dadas sus afinidades con Garzón.

    El superjuez ha recurrido este lunes la admisión por el Supremo de la querella de Manos Limpias, pero el plazo para el recurso no finalizaba hasta el mediodía de mañana, martes. A partir de entonces se abre un plazo de tres días para que el querellante conteste a las alegaciones del querellado. Así que la decisión final del Supremo sobre la admisión de la querella y el mantenimiento de la imputación a Garzón no se producirá hasta la semana que viene.

     Si el Supremo decide mantener la imputación al titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, el tema deberá ser visto por la Comisión Permanente del CGPJ para decidir sobre si suspenden cautelarmente al juez de sus funciones. La cosa está que arde y las presiones pueden ser de ‘juzgado de guardia’.

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