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En la embajada de Nicaragua en Lima

Alberto Pizango se refugia

Alberto Pizango se refugia

lunes 08 de junio de 2009, 05:52h

El líder indígena Alberto Pizango se refugió hoy en la embajada de Nicaragua en Lima, en medio de la crisis generada por los enfrentamientos que dejaron al menos 33 muertos en la Amazonía de Perú y que este lunes llevaron al primer ministro del país a dar explicaciones ante el Congreso.

Los detalles de los violentos sucesos ocurridos el viernes y sábado últimos en la localidad selvática de Bagua aún mantienen un halo de incertidumbre ante las versiones, rechazadas por el Gobierno, de que hay decenas de muertos civiles.
Alberto Pizango, el líder indígena amazónico que estaba en paradero desconocido desde el viernes, se refugió en la embajada de Nicaragua en Lima, según informó el primer ministro peruano, Yehude Simon.
"Acabo de recibir un informe de la embajada de Nicaragua, que dice que en la tarde de hoy se refugió el ciudadano Alberto Pizango, y el Gobierno (de ese país) lo ha aceptado", sostuvo Simon ante la Comisión de Defensa del Congreso.
La representación diplomática nicaragüense no ha confirmado todavía la noticia, y tampoco lo ha hecho la Aidesep, la principal organización indígena de Perú.
El líder de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) es acusado por el Gobierno de instigar los enfrentamientos que han dejado un saldo de 24 policías y 9 aborígenes muertos, según cifras oficiales.
Sin embargo, la Aidesep sostiene que hay entre 30 y 50 indígenas fallecidos.
Pizango, contra quien pesa una orden de captura de la Fiscalía de Lima, es acusado de sedición, homicidio calificado y ataque a las Fuerzas Armadas, cargos que podrían derivar en una condena de hasta 35 años de cárcel.
Los indígenas amazónicos promueven un paro indefinido de las comunidades selváticas desde el pasado 9 de abril, que ha incluido cortes de carreteras, tomas de yacimientos petroleros y gasísticos y bloqueo de ríos.
La protestas alcanzaron su momento más crítico el pasado viernes, cuando el intento de desbloqueo de una carretera en la provincia amazónica de Bagua derivo en los fuertes enfrentamientos.
Estos sucesos llevaron hoy al Congreso a Simon, quien dijo que se siente responsable por la muerte de 24 policías en los choques y ratificó que el Ejecutivo realizó un "esfuerzo supremo" para solucionar las protestas.
El primer ministro, acompañado por la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, responsabilizó del fracaso del diálogo a Pizango, tras presentar unos documentos como supuestas pruebas de la intención que tuvo el Gobierno de solucionar la protesta.
"En el nombre de Dios les digo que actuamos respetando los derechos humanos, dialogando. Me siento culpable de la muerte de los policías, porque dijimos que no llevaran armas mortales, que debíamos hacer que esta gente se retirase", indicó.
Durante la sesión parlamentaria, en la que se guardó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas, Simon también cuestionó los pedidos para que tanto Cabanillas como él renuncien por los sucesos de Bagua.
Manifestó, asimismo, su "profunda preocupación por la forma como se comunica al mundo la muerte en la Amazonía" y puso ejemplos de informaciones emitidas en Estados Unidos e Inglaterra que hablan "de una masacre de comunidades indígenas".
"No se presenta lo que ha pasado realmente en el país, sino un desprestigio que afecta no sólo al Gobierno sino a Perú en su conjunto", precisó.
Ante las versiones de desaparecidos, las autoridades realizaron hoy una infructuosa búsqueda en la remota comunidad de Jorobamba (norte), después de denunciarse la existencia de una fosa común con los cuerpos de unos 15 indígenas.
El jefe de la unidad de la Defensoría del Pueblo de Amazonas, Roberto Guevara, otro representante de este organismo, y varios periodistas fueron a Jorobamba, pero corroboraron que no existía tal fosa común.
En Jorobamba ya estaba el jefe de la Brigada de la Selva del Ejército, general Raúl Silva, así como un fiscal y otras autoridades locales, quienes se desplazaron a la zona en dos helicópteros.
En ese poblado de viviendas precarias solo se encontraron siete indígenas vivos, que habían llegado a la zona en busca de protección y que se negaban a salir del lugar, por lo que representantes de la Defensoría tuvieron que dialogar con su dirigente para poder trasladarlos al refugio de la iglesia en Bagua Grande.
El Ministerio del Interior señaló, a su turno, que se ordenó la detención preliminar de 36 personas acusadas de secuestro, homicidio calificado, entorpecimiento al funcionamiento de servicios públicos, disturbios y sedición.
Mientras tanto, en las militarizadas ciudades de Bagua Grande y Bagua Chica se flexibilizó el toque de queda, de seis de la tarde (en lugar de las tres) a seis de la mañana y el comercio vuelve a la normalidad, pero el temor y el malestar continúan latentes.

 

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