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El corzo

jueves 29 de marzo de 2007, 13:36h
Este animal se halla ampliamente difundido en Europa y Asia, excepto en el extremo más septentrional y en el meridional. Su actual distribución revela a menudo la intervención del hombre.

La cabeza de este animal es obtusa y corta;el cuello delgado,más largo que la cabeza; el cuerpo relativamente robusto, es grueso en la parte delantera y más bajo en la cruz que en la región sacra; las patas son altas y delgadas, de pesuños pequeños; los ojos, grandes y vivos, tienen largas pestañas en los párpados superiores, y los sacos lacrimales son muy pequeños, apenas insinuados.

Dentro del área que habita, el corzo vive tanto en los bosques de árboles de pequeña altura como en las grandes selvas de árboles corpulentos, y lo mismo en la llanura que en la montaña. Asimismo los bosques pantanosos constituyen una de sus moradas predilectas. En invierno desciende a los valles y en verano retorna a las montañas, buscando mayor altitud a medida que la temperatura aumenta.

No es un animal sedentario en el verdadero sentido de la palabra, siéndolo tan sólo en aquellos lugares en los que se considera completamente seguro. Siente una verdadera pasión por la libertad y goza de ella mucho más que el ciervo o el gamo.

Sus movimientos son ágiles y elegantes: da saltos portentosos, con los que salva anchos fosos y pasa, sin dificultad, por encima de setos y matorrales. Nada y trepa muy bien; además es astuto y prudente, aunque bastante confiado por naturaleza. Mientras es joven resulta un animal muy simpático por su mansedumbre; pero al envejecer se vuelve testarudo, desabrido y de mal carácter.

El corzo se alimenta habitualmente de yemas y brotes de árboles, cereales verdes y distintos tipos de hierbas. Le gusta la sal y tiene necesidad de agua pura: después de las grandes lluvias se conforma con las gotas que quedan sobre las hojas y, en caso de necesidad, aprovecha incluso el rocío.

El macho adulto pierde los cuernos entre octubre y noviembre: pero a fines de marzo, o a más tardar a primeros de abril, los nuevos han alcanzado su completo desarrollo. Entonces el animal pierde la mansedumbre que lo caracterizaba cuando se hallaba privado de sus armas, si bien no ha alcanzado el grado de inquietud que demostrará más adelante.

Su comportamiento varía hacia mediados de julio, cuando, empujado por un encendido instinto de lucha, se aleja de sus compañeros para vagar solitario por el campo, dispuesto a atacar a cuanto macho se tropieza. La gestación en las hembras tiene una duración de unas cuarenta semanas. En libertad, la vida media del corzo es de unos doce años. Esta media se reduce a unos siete si el animal se halla en cautividad.

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