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En la misma piedra

jueves 25 de junio de 2009, 19:56h
1999. Elecciones municipales en Madrid. El PP repite con Álvarez del Manzano, y en el PSOE se plantean recuperar a una persona de peso, un viejo conocido de los españoles, un hombre que fue ministro y que da esa imagen de fiabilidad que pretenden transmitir: Fernando Morán. El viaje electoral no les salió mal del todo: recuperó escaños con respecto a los anteriores comicios. Pero no pudo con el PSOE, que siguió manteniendo su mayoría absoluta.

En cualquier caso, poco duró la alegría: Fernando Morán no acabó el mandato en el Ayuntamiento; en su lugar, en 2003 el PSOE decidió aventurarse con una mujer que entonces era una absoluta desconocida: Trinidad Jiménez. Su sonrisa y su simpatía consiguieron el milagro de hacerla conocida en sólo unos meses. Hasta el punto de que, en el enfrentamiento electoral de ese año contra Alberto Ruiz-Gallardón -que venía de ocho años de gobierno en la Comunidad de Madrid-, Trini no hizo mal papel. Incluso consiguió superar en concejales -un aumento de la población propició que el número total también aumentara- a los obtenidos por el PSOE en la época de Morán. Pese a lo cual, los socialistas tampoco consiguieron recuperar la Alcaldía, ni siquiera acercarse a ella.

Pero tampoco Jiménez acabó el mandato en su puesto del Ayuntamiento: dejó también la Casa de la Villa y se marchó a otras competencias, como secretaria de Estado para Iberoamérica. El PSOE se encontró a meses de las siguientes elecciones sin un candidato claro, aunque sí con muchos nombres lloviendo del cielo -algunos, contra la voluntad de sus dueños-. Así, se habló de Solana, de Bono, de María Teresa Fernández de la Vega ... hasta de Felipe González. Finalmente, el presidente Rodríguez Zapatero se sacó de la manga a una persona de su confianza más desconocido aún que la Trini del 2003: Miguel Sebastián, que ni tenía melena ni era tan telegénico como la ahora ministra de Sanidad. La jugada le salió al PSOE pésimamente: no sólo perdieron apoyos y concejales, sino que el alcaldable ni siquiera recogió su acta de concejal, dejando al grupo municipal solo y sumido en batallas intestinas.

Aunque faltan aún dos años para los próximos comicios, vuelve a abrirse el melón del cartel electoral por Madrid, al parecer  por deseo de algunos dirigentes socialistas interesados en los globos sonda. Se habla de altos cargos con poca relación con Madrid: el ministro de Educación ha sido rector de una de sus universidades, y la titular de Vivienda estuvo apenas unos meses como concejala antes de marcharse al Ministerio.

Que sus nombres salgan a la luz no sé si servirá para ir aclarando el panorama, o para preparar el camino a algún "tapado" de última hora. Lo que seguro que hace es desmotivar a quienes llevan dos años cargando con el duro peso de hacer oposición municipal desde la más absoluta soledad, de esos que ahora son, mejores o peores, la única cara del PSOE municipal en Madrid. ¿Será posible que nadie en la dirección de los socialistas haya aprendido la lección de estos últimos 12 años? ¿Volverán a repetir sus mismos errores? ¿No se han dado cuenta aún de que los paracaidistas no ganan batallas, y menos aún guerras?
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