Según la edición 2009 de las “Perspectivas de la migración internacional”, estudio que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), afirma que los trabajadores inmigrantes fueron los primeros en perder sus empleos, lo que hace que el nivel de desempleo entre esa población es prácticamente el doble en España, Irlanda y Gran Bretaña desde que comenzó la crisis.
En el primer trimestre de 2009, la tasa de desempleo de los inmigrantes en España fue de 27,1 por ciento, frente a 15,2 por ciento para la mano de obra española. En Francia, alcanzó el 14 por ciento para el mismo periodo y fue de 8,2 por ciento para las personas nacidas en Francia, indicó el informe.
Dichas cifras, según la OCDE, se explican en parte por el hecho de que los inmigrantes aparecen muy presentes en los sectores más afectados por la crisis. Sin embargo, también existen otros factores para explicar el fenómeno, los inmigrantes tienen contratos más precarios que el promedio y son objeto de discriminación creciente, tanto cuando deben ser contratados, como en caso de despido.
Otro efecto de la crisis: las remesas en dirección de los países en desarrollo, que en 2008 totalizaron 305 mil millones de dólares, comenzaron a disminuir en el segundo semestre de 2008.
El Banco Mundial prevé una reducción de esos envíos de entre el cinco y el ocho por ciento en el presente año.
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