¿Participación ciudadana o comunismo?

Roberto López Moreno

¿Participación ciudadana o comunismo?

La memoria del Ecuador es frágil. Por eso conviene recordar que Correa no ganó las elecciones prometiendo  conducir el Ecuador hacia el comunismo, sino ofreciendo la instalación de una Constituyente que corrigiera las distorsiones del sistema político.

El giro de timón, vino después de ganar las elecciones.

Por eso el subterfugio de disfrazar la “participación” bajo la forma de “comités populares” es inaceptable. Cuba no puede ser nuestro ejemplo en esta materia. El artículo 5 de su Constitución expresa “El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.

¿Por esto votó el Ecuador? Me parece recordar que no.

Los fundamentos jurídicos de la tan cacareada “participación” son deleznables. Según explica Loewenstein, el Estado es  un sistema de relaciones de poder, entre los detentadores  y los destinatarios del mismo. Pero el poder estatal, no corresponde a los destinatarios del poder público, (la ciudadanía) sino a sus detentadores, que lo ejercen a través de los órganos del Estado.

Por eso, no se puede confundir el ejercicio del poder público, con la actividad de control sobre dicha potestad.  Pretender trasladar esa carga al ciudadano es distorsionar la verdadera esencia del proceso de poder. De lo contrario, no sería necesario convocar elecciones y elegir representantes, pues el Estado se gobernaría mediante el ejercicio de una democracia directa. Pero todos entendemos que es imposible hacer eso hoy en día, pues 13 millones de ecuatorianos no pueden dirigir el país a grito pelado,  tal como sucedía en el ágora romano, pues –además de irrazonable- esto  resulta  imposible.  Entonces elegimos personas que nos representen tomando las decisiones de poder por nosotros, la ciudadanía. En eso se basa la teoría de la representación política concebida por Sieyes y  desarrollada por teóricos de la talla de Stuart Mills. Es por eso que la democracia moderna es fundamentalmente representativa, lo cual demuestra que no puede existir una “función de control social y participación ciudadana” como dice la Constitución mal hecha que ahora tenemos.

Lo trascendente es preguntarnos ¿Está cumpliendo Correa el mandato popular? ¿Fue elegido para conducirnos al comunismo o porque ofreció una Constituyente?

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