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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: 'Ni tan diablo ni sólo de Prada'

La columna de Gema Lendoiro: "Ni tan diablo ni sólo de Prada"

martes 22 de septiembre de 2009, 16:06h
Antes de que alguien empiece a ponerme pegas y criticarme (en su derecho estará) he de decir, sin ningún rubor, que de moda entiendo más bien poco. El otro día viendo un desfile en Cibeles le conté por lo bajini a la directora de Elle.es que apenas sé distinguir la pana del tergal, frase que le hizo mucha gracia aunque todavía me pregunto por qué.
Hecha esta aclaración me pongo a ello y quiero contarles algo. Acabo de asistir al pase de prensa del documental que este próximo viernes se estrena en España The September Issue, o lo que es lo mismo, el número de septiembre. Va del día a día en la vida de Anne Wintour, la tan temida como respetada y admirada editora de VOGUE América. En aproximadamente 90 minutos de duración, la cámara es testigo de cómo se gesta la revista que todos llaman la biblia de la moda (porque la moda es una religión).

Con cinco meses de adelanto se prepara el número de septiembre (el más importante del año) y, aunque en la publicación se vean involucrados cientos de personas, ella decide cada una de las páginas, su orden, sus fotos, su redacción, su portada…absolutamente todo. Pero no les destriparé el documental que para eso se estrena en salas de cine. Les hablaré de mi percepción del mismo.

He de reconocer que siempre albergué mis dudas con respecto a este mundo. Sin asomarme lo más mínimo lo (pre)juzgué como algo frívolo muy probablemente porque muchos de lo que lo representan son personajes así. Pero una industria que genera al año 300 mil millones de dólares no puede ser algo improvisado ni carente de profundidad.

Me centro en ella, en la poderosa Anne, personaje en el que se inspiró la película El diablo viste de Prada. Pues ni tan diablo ni tan sólo de Prada. Una revista que compra cada mes una de cada diez norteamericanas, es decir, 13 millones de mujeres, tiene un trabajo detrás capitaneado por una cabeza privilegiada, la suya. Dicen sus detractores que es fría, soberbia, implacable, dictatorial…, pero yo he visualizado (teniendo en cuenta, claro está, que se sabe grabada y observada) una mujer que no gusta de perder ni un solo segundo, que sabe muy bien lo que quiere y cómo lo quiere, que se siente responsable de una publicación con más de cien años de historia y que el 100% de su tiempo destinado al trabajo lo dedica al trabajo. No da ni un respiro a la improvisación, ni a la broma, ni a la falta de profesionalidad.

Está cantado que si uno hace arte (y la moda lo es) tiene que tener un bagaje cultural muy por encima del mero hecho de reconocer una falda de CH o un vestido de Balmain. En un momento del documental alguien le muestra unas fotos a Wintour y ella reconoce en segundos las influencias en éstas de las dos corrientes del cine italiano de los sesenta, indicando al fotógrafo por cuál se decanta. Indica qué localizaciones son adecuadas dentro de la arquitectura de la ciudad eterna sin caer en explicaciones que se supone que todo el mundo ha de tener más que sabidas (esto es sólo un ejemplo de cómo  no perder el tiempo demostrando lo que se supone que uno sabe y un ejemplo, también, de saber escoger muy bien a tu equipo).

El documental también recoge una Anne más íntima en su casa de Long Island a solas con la cámara dónde recoge frases de ella hablando de sí misma no como editora, sino como persona. Y ahí se descubre el por qué de su aparente distanciamiento con el resto de la humanidad. La Wintour se desvela como una mujer profundamente tímida que salvaguarda su privacidad pero que tiene su propio mundo interior. Me quedo con una respuesta suya a la pregunta del periodista. ¿Cuál es su debilidad? Mis hijos, responde con una leve concesión a la ternura (se le ilumina la mirada con ojos vidriosos) Pero enseguida se recompone y vuelve a reincorporarse ante la cámara el personaje.

Mujer también madre, muestra otra cara bien distinta en los planos con su hija a la que mira con auténtica devoción. No tan diabla como la pintan, tiene su punto débil como bien he mencionado anteriormente. Y se le nota. Su hija no desea seguir sus pasos, prefiere el mundo del derecho. Casi como queriendo decir que respeta su decisión pero no la prefiere, Anne Wintour remacha con un lánguido; “bueno, ya veremos, queda mucho tiempo para que termines tus estudios”

Muestra también su sentido del humor. Ante la pregunta de una periodista; ¿cómo sugiere llevar para esta temporada las pieles? Contesta; “bueno, yo suelo llevarlas sobre los hombros” De más está que explique lo que se supone que tiene detrás una persona poseedora de ironía.

Un gran descubrimiento para mí, Grace Coddington, directora creativa de la revista. Humor británico (es galesa), pelirroja, sabia, genio, segura de sí misma y al lado de su jefa desde hace veinte años. La Wintour la define en un aparte como un genio “aunque no siempre compartamos las mismas opiniones”. Se revela, pues, Anne, como persona capaz de reconocer los méritos ajenos aunque no los desvele en el día a día.

Absolutamente recomendable. Gran retrato de una gran desconocida que quizás a partir de ahora ya no lo sea tanto. Wintour, has ganado conmigo una nueva admiradora de este mundo no tan frívolo. Reflexiono sobre tu frase: Mucha  gente critica la moda porque se siente excluida de ella. Es posible. Yo he sido un ejemplo hasta hace bien poco
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