El sábado, se abrió el telón por primera vez a las doce de la mañana con el Teatro de Autómatas, en los Jardines de Pereda. El Teatro es uno de los últimos supervivientes de aquellas antiguas barracas de feria que mostraban en el interior los secretos de los autómatas, esos ingenios mecánicos que con sus movimientos recrean la vida de personas y animales. Esta iniciativa, una de las más exitosas de toda la Muestra, ha contado con varios pases durante todo el fin de semana y con una gran afluencia de público en cada caso.
Muy cerca, junto a la Grúa de Piedra, el Club Estrellitas hizo las delicias de los más pequeños: talleres de pintura, manualidades, juegos y hasta ordenadores a disposición de todos los niños. Y además, chocolate con bizcocho gratis, una tentadora oferta que reunió frente a los puestos, no a los niños, sino a adultos, quienes dieron buena cuenta de la merendola gratuita y también realizaron alguna compra en el puesto de comercio justo contiguo.
Otra de las más destacadas ha sido el Circo de Madera, a cargo de la compañía checa Karromato, quien el sábado y el domingo mostraron la diversidad que puede haber en el mundo de las marionetas con exquisitos y elaborados ejemplares de acróbatas, bailarines, forzudos y payasos de un circo ambientado en el siglo XIX. Y en la más pura tradición del teatro ambulante, muchos santanderinos pudieron ver en vivo y sobre un carro a dos actores representando el cuento de “Blancanieves y los Siete Enanitos” ayudados por sus marionetas.
Muy diferente fue la propuesta de Boni Oroco con sus ‘Cuentos de Amor y Libertad’ de África, los cuales escucharon más de un centenar de niños el domingo por la tarde en la Plaza de Pombo, todos ellos apretujados para poder escuchar todas las historias. Oroco, afincado en España desde 1991, es un hijo de la tradición oral de su tierra, una aldea en el interior de Camerún. Allí conoció los cuentos tradicionales de su cultura, a través de los cuales ahora intenta transmitir e l espíritu de su continente, África.
Por el aire llegó a Santander un zeppelín. ¿Y cómo es posible? Pues gracias a la inventiva de La Baldufa, una compañía de comediantes ilerdense que hizo pasearse por la ciudad un zeppelín de siete metros de largo comandado por Messieur Bocamoll, Marcello, un inventor mecánico y Ursus, el caliente piloto acróbata.
Por supuesto, estos espectáculos fueron una pequeñísima, ínfima muestra de lo
que se ha podido ver y escuchar en Santander este fin de semana. Dejamos atrás obras teatrales como ‘La vuelta al mundo en 80 cajas’, ‘The Music in My Hands’ de la Academia Nacional de Teatro de Sofía, las idioteces y payasadas de The Trap y sus plantas, o la Ópera Barroca de marionetas de los Hermanos Forman. Todos ellos han sido espectáculos para disfrutar tanto en familia como en solitario y , desde luego, para repetir.
Tras una nada despreciable asistencia, con llenos absolutos en más de una ocasión, esperemos que el próximo año tengamos noticia de una segunda edición de esta Muestra de Artes Fantásticas. Porque el teatro y la cultura nunca sobran, máxime cuando vienen de forma tan divertida y vital.
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