Los 27 sientan las bases del futuro Servicio Diplomático Europeo

Este nuevo servicio diplomático europeo es una de las novedades que incorpora el Tratado de Lisboa para asistir al futuro Alto Representante de la Política Exterior, que verá sus poderes reforzados al ser también vicepresidente de la Comisión Europea.

   En la estructura del EEAS se integrará la política europea de seguridad y defensa, la gestión de crisis, la planificación de las misiones civiles y el personal militar. La toma de decisiones seguirá en manos del Consejo y de la Comisión, que mantiene también la competencia para la aplicación técnica de las acciones enmarcadas en este ámbito.

   El servicio exterior tendrá una naturaleza 'sui géneris' separada del resto de instituciones y gozará de autonomía en la gestión de su personal y la administración del presupuesto, separado del presupuesto comunitario.

   Sus equipos trabajarán en coordinación con los servicios diplomáticos de los Estados miembros y contará con personal de la secretaría del Consejo, de la Comisión y un tercio procedente de los propios Estados.

   Además, las oficinas que la Comisión Europea tiene desplegadas en todo el mundo pasarán a ser delegaciones de la UE y ofrecerán apoyo diplomático y consular a los ciudadanos europeos en terceros países.

Sobre este aspecto concreto, en el debate mantenido este lunes por los ministros, el jefe de la diplomacia británica, David Miliband, se negó a que el servicio europeo de acción exterior tenga una función consular y reclamó que este "apoyo" se interprete como labores de "coordinación".

   Esta tesis no es compartida por los países pequeños con una escasa red de Embajadas, que mejorarían gracias a la UE el servicio consular a sus nacionales. Otra de las peticiones que surgió en la reunión de hoy vino de Polonia, que propuso aumentar al 50% el porcentaje de diplomáticos procedentes de los Estados miembros.

   Queda ahora por delimitar las competencias entre las áreas de Desarrollo y Comercio y las del propio Alto Representante, sobre todo en lo que se refiere a la programación de las políticas. En todo caso, la puesta en marcha del servicio exterior de la UE no será inmediata sino que tendrá varias fases.

   La primera será de transición e irá desde la entrada en vigor del Tratado hasta que el Consejo adopte definitivamente su organización y funcionamiento, como muy tarde en abril de 2010. A partir de ahí iniciará su velocidad de crucero, en 2012 se hará un primer informe y dos años más tarde una primera evaluación.

   El esquema del servicio europeo de acción exterior será aprobado definitivamente por los Jefes de Estado y de Gobierno de los 27 en la cumbre de los próximos 29 y 30 de octubre pero para que sea una realidad hay que culminar todavía el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, que es el que le da carta de naturaleza.

   El presidente checo, Vaclav Klaus, es el único dirigente europeo que no ha estampado su firma en un texto pensado para organizar los trabajos de una Unión de 27 miembros. El camino parece despejado y la presidencia confía en que se logrará sin problemas una fórmula para dar garantías a Klaus de que su país no corre el riesgo de enfrentarse a reclamaciones por la expulsión de los alemanes de la región de los Sudetes tras la Segunda Guerra Mundial.

   Pero habrá que contentar también a Eslovaquia, que ha dejado claro que quiere la misma protección que los checos frente a los llamados decretos Benes con los que se expulsó a los ciudadanos de origen alemán.

Candidatos

   En todo caso, el plan inicial de la presidencia sueca de la UE, que era pactar en la cumbre de finales de esta semana el nombre de quienes ocuparán los puestos de presidente estable del Consejo y el alto representante de la política exterior, se ha visto alterado por el tropiezo checo.

   Ahora, espera el veredicto del Tribunal constitucional checo sobre el recurso interpuesto al Tratado de Lisboa por un grupo de senadores euroescépticos para lanzar formalmente la negociación. De hecho, la ministra sueca de Asuntos Europeos, Cecilia Malmström, insistió en que es necesario contar con una "claridad jurídica" antes de iniciarlas.

   "Mientras no se pronuncie el Tribunal Constitucional (checo), el presidente Vaclav Klaus no puede firmar el Tratado", explicó la ministra tras precisar que la presidencia sueca de la UE está en contacto con Praga para acelerar en lo posible el proceso de ratificación.

   Además, advirtió de que "es posible que no haya ningún fallo del tribunal hasta después" del Consejo Europeo de este jueves y viernes. En cuanto a la posibilidad de que los líderes europeos tomen una decisión sobre las exigencias de Klaus, Malmström advirtió de que es "demasiado pronto" para decirlo y añadió que sea cual sea la solución para República Checa, ésta deberá "complacer" al resto de los Veintisiete.

   Sólo cuando se sepa en qué momento podrá Klaus firmar el Tratado se lanzará formalmente la consulta a los Estados miembros sobre su preferencia en materia de candidatos. Para el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, deberá ser una personalidad que "ayude a la construcción e integración europea". No obstante, evitó pronunciarse abiertamente por el que hasta ahora es el nombre que más suena y también el que más división puede suscitar: el ex primer ministro británico Tony Blair.