Una de las expectativas mayores con el renovarse de la administración municipal de Quito es que adopte medidas para enfrentar el grave problema del tránsito y, en general, la movilidad dentro de la ciudad y entre ella y los valles y otras circunscripciones cercanas que forman parte del Distrito Metropolitano y cuentan con creciente población.
El alcalde Barrera prometió como la más ambiciosa propuesta de campaña la construcción del metro para Quito. En realidad, no será posible resolver el problema de la movilidad en Quito sin afrontar de forma integral el tema de la transportación colectiva. Se ha anunciado ya que, en unos días más, empezará a trabajar un grupo de técnicos españoles y ecuatorianos para dar los primeros pasos en la preparación del proyecto.
Se trata de una respuesta de largo plazo. No obstante, cada vez se torna más crítica la situación del tránsito en Quito: las horas pico son una tortura para quien debe trasladarse de un punto a otro de la ciudad. El exceso de vehículos, la topografía de Quito, la mala organización del transporte y las fallas de planificación y control multiplican los embotellamientos y la lentitud en el desplazamiento de los vehículos. Los días que se aproximan, con las fiestas de Quito y las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, llevarán a situaciones más caóticas y exasperantes.
Urge adoptar medidas inmediatas que puedan paliar el problema: desde rediseño de frecuencias y rutas del transporte público, reubicación de las paradas o mejoras en la sincronización de los semáforos, hasta control policial más eficaz, no autorizar desfiles, competencias y cualquier acto que implique interrupción de vías y busqueda de alternativas para mejorar el flujo de automotores, entre otras medidas de aplicación inmediata; quedan las por adoptarse en el mediano plazo algunas como la opción del pico y placa y otras restricciones temporales de circulación de automotores.
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