“No hay cama para tanta gente”

“La situación de las prisiones en Colombia ha sido y sigue siendo muy preocupante”, advirtió Turbay, quien sostuvo, en un foro organizado sobre el tema en Bogotá, que el Estado "continúa incumpliendo con su obligación de proteger la vida, integridad física, dignidad y seguridad jurídica de los reclusos".

Las 140 instalaciones que dependen en todo el país del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, INPEC,  agrupan a 76 mil internos, pero su capacidad global es para apenas 55 mil, señalan las fuentes de la
Contraloría.

En las grandes cárceles de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali el hacinamiento es mucho más extremo, debido a que donde debería vivir un interno lo hacen dos y muchos se ven obligados a dormir en el suelo, explicaron las mismas fuentes.

El informe de la Contraloría presentado por Turbay, destaca que hasta septiembre de este año todavía no había sido entregado ninguno de los 11 nuevos recintos carcelarios con capacidad para más de 22 mil internos
proyectados durante la última década.

El documento cita otros graves problemas del sistema penitenciario del país, como el hecho de que el 33 por ciento de los reclusos están sindicados, pero no condenados, y deben esperar en prisión a que se defina su
situación jurídica.

La Contraloría también denuncia que el diseño de las celdas en los establecimientos proyectados "incumple las normas mínimas de habitabilidad" para los reclusos aprobadas por Naciones Unidas y que se persiste en construir celdas de aislamiento, "sin tener en cuenta las recomendaciones para que se revisen o restrinjan tales medidas".

La mala alimentación y las deficiencias tanto en la atención sanitaria como en el suministro de agua son otros de los puntos débiles de los centros carcelarios del país.