Menos agua tras Copenhague

domingo 20 de diciembre de 2009, 14:37h

Estados Unidos impuso al mundo su ley ante el cambio climático pero, en realidad, no aportó soluciones tras la 'cumbre' improvisada que mantuvieron Barack Obama, el chino Wen Jiabao, el brasileño Lula da Silva, el indio Manmohan Singh y el surafricano Jacob Zuma. Ahora estamos peor que en Kioto, con el handicap de que ya han pasado diez años en los que las cosas solo han ido a peor. Pero los intereses económicos a corto plazo se han impuesto, para desgracia del conjunto del planeta, incapaz de digerir tantas emisiones de CO2. En resumidas cuentas, de Copenhague nos quedamos con una simple declaración de buenas intenciones y la voluntad de ayudar económicamente al Tercer Mundo; así, en general. Pero no hay un protocolo para sustituir el tratado de Kioto ni medidas concretas para reducir las emisiones de los gases que producen el efecto invernadero.
Conocido el marco general, ¿qué fue del papel español y qué se juega realmente España en todo esto? Dentro de la posición de la Unión Europea y

estando ya próxima su presidencia comunitaria, España respaldó que el proceso de Copenhague debía llevar a un acuerdo jurídicamente vinculante para el período que comenzará a partir de 1 de enero de 2013, fecha en la que concluye el Protocolo de Kioto. Por tanto, España defiende el objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de los 2º centígrados, tal como recomienda el Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático. Y hubo un momento en el que el presidente Zapatero se las prometía muy felices en Copenhague, como en él suele ser habitual, pero cuando ZP acababa de informar a los grupos parlamentarios españoles de que las cosas pintaban bien, fruto de un compromiso razonable de reducción de emisiones, China empezó a decir no a casi todo, mano a mano con la India, y solo Obama logró contener la desesperación general, sin pasar finalmente de un pacto decepcionante y paupérrimo.
Para España, lo sucedido en Copenhague es grave, ya que está en la primera línea del frente del calentamiento y será el país europeo en el que más se reducirán las precipitaciones si no se acotan las emisiones de gases de efecto invernadero. En pocas palabras, no se trata de alarmar, pero en España habrá menos agua, salvo que Lula recupere ese milagro en el que asegura confiar.

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