‘Berlusconi, te odio’

La mano de aquel que hirió a Silvio Berlusconi fue armada por una campaña de odio sin piedad, desatada por el propio Primer Ministro italiano.

En muchas de sus intervenciones, el líder político ha atacado a quienes critican su Gobierno llegando a calificar a los jueces de “politizados” y a los periodistas contrarios a su modo de pensar de “terroristas mediáticos”.

Son innumerables las arremetidas de Berlusconi contra las instituciones más importantes y sólidas del país, lo que suscita preocupación por las garantías a las libertades.

Aparte de ello, los escándalos no paran: la esposa de Berlusconi anunció que pediría el divorcio por la relación del dirigente con una adolescente.

Su reputación se ha visto golpeada también por revelaciones explícitas sobre su gusto por las fiestas con prostitutas. Para completar, un mafioso ha asegurado que Berlusconi es uno de los padrinos de la Cosa Nostra.
 
A estos hechos se suma el inicio de una investigación fiscal por un posible uso inapropiado de aviones oficiales.

El magnate es comparado con Nerón y es tachado de “payaso”, “megalómano”, “inmoral” y “vulgar”.

Son muchas las situaciones delicadas en las que el hombre se encuentra implicado. Lo peor, sin embargo es darle un micrófono, pues es un arma para degradar a sus rivales y sostener que aún tiene un buen respaldo.

El clima político en Italia está envenenado. Y cualquier parecido con Ecuador no es coincidencia. Eso es grave, pues el odio es un monstruo que, una vez desencadenado, es difícil de domar.