A cara de perro

   Al presidente Barak Obama se le han atragantado los bancos. Está harto de que los banqueros que se niegan a cambiar las normas que desembocaron en la explosión de aquél monumental tinglado especulativo llamada burbuja financiera sean los mismos que hace un año llamaron a las puertas de la Casa Blanca pidiendo socorro para no  acabar como Lehman Brothers.

   Desde entonces, llevan meses aprovechándose de los privilegios del plan de rescate que les salvó de la ruina -ganando miles de millones de dólares gracias al aval del Estado- pero, según los expertos, no han aprendido la lección de la crisis. Y eso es lo que ha sacado de sus casillas a Obama.

   De ahí nace sus retador "Si quieren pelea, la tendrán", frase que ha dado la vuelta al mundo y que por su contundencia, por lo que tiene de lenguaje a ras de calle y, sobre todo, por venir de un hombre, por lo general, dado a la metáfora y al sermón bonito, ha causado sensación. Algunos analistas explican la irritación que delata la mencionada frase con el "palo" que ha recibido el Partido Demócrata en Massachussets, feudo político que fue de la familia Kennedy durante medio siglo. No creo que sea esa la razón de fondo.  Me parece que el hartazgo del presidente con los bancos es real. No entiende que quienes con una mano piden ayuda al Estado con la otra quieran seguir jugando a la ruleta. Obama ha prometido que cambiará las normas para que los bancos no puedan emplear los depósitos de sus clientes para especular con productos financieros de alto riesgo.

   Estoy seguro que cumplirá su promesa. Cosa distinta es lo que, a partir de ahora, pueda hacer la banca contra él sabido que el Tribunal Supremo de los EE.UU. ha declarado inconstitucional la norma que limitaba las donaciones de empresas o particulares a las campañas de los políticos. Qué se prepare Obama porque la guerra será a cara de perro y se librará en las cadenas de televisión.