Laissez faire, laissez passer

Decía el otro día mi admirado Arturo Pérez Reverte en un artículo que hay algunos dirigentes que se basan en la máxima: "un problema aplazado es un problema resuelto", y se dedican a no hacer caso a las cuestiones graves, a no enfrentarse a ellas, a no tomar decisión alguna esperando el "ya escampará" que haga que un golpe de suerte o un problema aún mayor lleve el anterior al olvido. En ese "laissez faire, laissez passer", que decían los economistas franceses por boca del fisiócrata del XVIII Jean-Claude Marie Vicent de Gournay, se basa la política de Zapatero. En los seis años que lleva de presidente del Gobierno ha pasado de puntillas por las principales cuestiones sociales sin mojarse y con su habitual buen rollito para no enfadar a nadie. Y así nos va.

La crisis, que aún no ha llegado a su peor momento, ha comenzado a pasarnos factura no sólo con los cuatro millones de parados, sino con el hundimiento total de la economía española en los mercados internacionales donde nos ven, no como el niño pobre de Europa, sino como aquel hidalgo del siglo de oro que no tenía ni para comer pero aparentaba estar a régimen para guardar la línea. En sólo seis años hemos pasado de estar a punto de ingresar en el G-7 a ser un ejemplo mundial del despilfarro y la morosidad. Y que los socialistas no me vengan con el cuento de que la crisis es internacional porque economías cercanas que estaban a punto de la bancarrota, como es el ejemplo de Irlanda, han conseguido, con ahorro y esfuerzo, con sacrificios y realismo, salir del bache. Claro, como la crisis "no existía", ¿para qué había que tomar medidas hace dos años? Se aplaza el problema esperando que cambie la tendencia, y problema resuelto.

¿Y qué me dicen de la Educación? ¿A dónde nos ha llevado el desmadre de la ESO, la Logse, las universidades de los copiones y las erráticas políticas autonómicas, cada una arrimando el ascua cateta a su sardina catalana, vasca o gallega? A tener la juventud peor preparada de toda Europa, a contemplar una generación ni-ni cuyas preocupaciones fundamentales son el botellón y los videojuegos. ¿Para qué suspender? Nada, aquí lo mejor es dar aprobado general y se aplaza el problema, que un voto es un voto. Que el que venga atrás arrée.

Con la emigración nos va a ocurrir otro tanto. Viendo la experiencia de franceses e ingleses, que nos llevan décadas de adelanto, sólo había que aplicar medidas correctoras similares para evitar que el problema estalle el día menos pensado. Pues no. No pasa nada. Cuantos más vengan, mejor, esto es Jauja, papeles para todos no vaya a ser que el voto de los marroquíes, los colombianos o hasta ls chinos, nos sea necesario en un futuro no muy lejano. Mientras, que la mayoría se vayan a los "ghettos" en las grandes capitales donde malviven familias enteras cuyos hijos son ya españoles de pleno derecho. No tardaremos mucho en ver en Madrid o Barcelona, en Sevilla o en Murcia, en Lepe o en El Ejido, revueltas similares a las que vivieron los parisinos hace unos años. El problema está ahí y nadie quiere asumirlo no sea que te tachen de racista, xenófobo o simplemente de fascista. Es mejor olvidarse y que lo arreglen en el futuro aquellos que tengan que enfrentare a él. "Laissez faire, laissez passer".

Me da la impresión, y a las pruebas en periódicos, radios y televisiones "afines" al régimen me remito, que el PSOE da por perdidas las elecciones generales de 2012 y que quiere dejar todo el país como un erial en el que se estrellen los próximos que vengan. Lo malo de todo esto es que pase lo que pase y el futuro no es nada halagüeño, ellos, los políticos, seguirán cobrando sus buenos sueldos y ses millonarias pensiones mientras la factura para salir del lío en que nos han metido la tendremos que pagar el resto de los españoles de nuestros bolsillos. Es lo que hay.