Brindis al sol

   Toda la oposición se puso de acuerdo, el primer día de vuelta al Congreso, en pedir al Gobierno, por cuarta vez, que reduzca los cargos públicos. Perdió el PSOE la votación. Fue un golpe simbólico pero sirvió para reflejar los duros tiempos que se van a vivir en este periodo de sesiones. Aún así, la derrota no dejó de ser un brindis al sol porque nada va a cambiar.

   Y no estaría mal que se redujeran dentro del plan de recorte del gasto público ese batallón de asesores de Zapatero, que en materia económica parecen servir de poco. E incluso, que desaparecieran algunos ministerios como han planteado los nacionalistas en anteriores ocasiones. Si se pretende demostrar ante Bruselas que va en serio la reducción del déficit sería sin duda un buen golpe de efecto la desaparición de tres carteras como Vivienda, Cultura o Igualdad que podrían integrarse en Fomento, Educación y Asuntos Sociales. Seguro que los ciudadanos no los echarían de menos.

   Pero parece que el recorte del gasto público, esa punta de lanza de la credibilidad exterior de las finanzas españolas, deberá recorrer un camino azaroso. No es solamente la Administración Central la que debe apretarse el cinturón, si no lo hacen las comunidades autónomas la previsión de bajar el déficit público del 11 al 3 por ciento es imposible. La vicepresidenta Salgado se lo recordó ayer al PP en la Sesión de Control parlamentario: o se ponen todos o no hay nada que hacer.

   Por eso el camino es azaroso: porque todo el mundo tiene claro el diagnóstico de por dónde tiene que recortar el otro, pero no sabe por dónde empezar en su casa. Mucho menos en periodo pre-electoral como estamos. Recuerden si no la polémica reciente por la instalación del Almacén Temporal de Residuos Nucleares, donde se abrió la caja de los truenos de la insolidaridad regional.

   Lo que si ha dejado claro este arranque de curso es que los populares no van a dar tregua al Gobierno, que los datos de las encuestas les son tan favorables y que prefieren ver como se despeña el Ejecutivo de Zapatero, con el coste económico que pueda tener para el país, que ayudar y correr el riesgo de que la economía se recupere y puedan volver a ganar las elecciones.

   Por su parte, el PSOE todavía confía en que la recuperación internacional tire de la economía española y que en el 2012 se pueda vender que se ha salido de la crisis. En medio los españoles.