Ni el uno ni el otro

Si tuviera que resumir el "espíritu" del debate parlamentario sobre la crisis diría que tanto Zapatero como Rajoy acudieron al Congreso sin ánimo de entenderse.

   El presidente ha propuesto la creación de una comisión formada por la vicepresidenta Salgado, el todopoderoso ministro José Blanco y el titular de industria para que se reúnan con la oposición y busquen acuerdos sobre competitividad, política industrial, creación de empelo, política fiscal, etc. Y qué quieren que les diga, a mí la propuesta del presidente me parece un brindis al sol, una manera de cubrir el expediente, de que nadie pueda decir que si no se negocia no es por que él no quiera hacerlo. Aún así, a pesar de eso, la propuesta del Zapatero ha puesto la pelota en el tejado de Rajoy.

   Por su parte el líder del PP dejó absolutamente claro que no está por la labor de ayudar en nada al Gobierno. El PP prefiere que el Gobierno se cueza en el fracaso para poder sustituirles cuanto antes mejor. Rajoy ha puesto tantas condiciones a Zapatero y condiciones tan absolutamente contrarias a las políticas del jefe del Gobierno que difícilmente, aunque se sentaran en la misma mesa, pudieran llegar a ningún acuerdo.

   Veran, tengo la impresión de que ambos se subieron a la tribuna más preocupados por el impacto de sus intervenciones en la opinión pública que de verdad por entenderse. Ambos se jugaban buena parte de su credibilidad. De manera que Zapatero, para que nadie le haga reproches, se ha cubierto proponiendo un pacto, eso de cara a la galería siempre queda bien. Rajoy, por su parte, ha hecho un papel siempre más lucido, que es el de atacar a quien aparece acorralado, al que no le cuadran las cuentas, a quien ha perdido buena parte de la confianza de la opinión pública.

   El líder del PP se subió a la tribuna e hizo un discurso demoledor, que sin duda conecta no sólo con su electorado sino con otros muchos ciudadanos que han perdido la confianza en el Gobierno.

En realidad, ya digo, el PP no está por la labor de ayudar al Gobierno que se salve y el Gobierno, por su parte, prefiere que no le ayude el PP.

   Lo cierto es que una vez escuchados los unos y los otros, se llega a la conclusión de que en el debate parlamentario pesaron más los intereses partidistas y electorales del PSOE y del PP que los ciudadanos.

   Sin embargo, esta crisis ningún gobierno la podrá resolver en solitario. Ni el PSOE lo puede hacer, pero si el PP llega a gobernar tampoco podrá hacerlo solo. Hace falta que partidos políticos, sindicatos y empresarios remen en la misma dirección.

   En cuanto a la política económica apuntada por el Gobierno parece que el plato fuerte será la política fiscal, es decir seguir aumentando la presión fiscal de quienes aún tienen trabajo, es decir de la clase media y de la clase profesional. Eso sí, Zapatero al que tanto el gusta lucir de izquierdas, no ha esbozado ninguna medida que vaya a rozar a los que verdaderamente tienen dinero en nuestro país, bancos y grandes empresas, multinacionales, etc. A esos, ni tocarlos, pero el que tiene trabajo que se prepare. A la clase media es a la que le toca correr con el gasto de la crisis. Como siempre.