Fueron varios los periodistas españoles acreditados para la primera visita de un jefe de Estado europeo a Washington desde que llegó al poder Barack Obama. Al igual que ya hiciera el Rey Juan Carlos con hasta ocho de sus antecesores, la primera vez con JFK durante su luna de miel en los sesenta, este miércoles estrechó la mano al presidente estadounidense, una reunión “fructífera y extremadamente cordial” de la que finalmente sólo hubo las imágenes proporcionadas por Zarzuela y la Casa Blanca.
Los reporteros y corresponsales españoles que acudieron al 1.600 de la avenida Pensilvania, algunos de ellos desplazados desde Nueva York e incluso desde Madrid, se quedaron finalmente con las ganas de ver a ambos dirigentes compartir mantel en un almuerzo de trabajo que se celebró lejos de las cámaras de televisión en uno de los salones contiguos al Despacho Oval y que fue preparado por José Andrés, el cocinero de moda en Washington.
El malestar entre algunos de los informadores después de la reunión era evidente, sobre todo entre aquellos que tuvieron que cruzar el Atlántico para encontrarse finalmente con las puertas de la Casa Blanca cerradas a cal y canto. Ni un periodista pudo presenciar el momento en que ambos se saludaron y tampoco en la despedida, a lo que desde la Administración Obama se limitaban a recordar que el formato elegido fue el que se usa siempre para este tipo de encuentros.
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