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Crónica de Ángel Gómez-Fuentes

El debate y escándalo de la pedofilia aumenta en Italia

El debate y escándalo de la pedofilia aumenta en Italia

martes 16 de marzo de 2010, 09:00h
 
Era de esperar que el escándalo de los curas pedófilos llegara también a Italia. Era una preocupación latente, incluso en el vaticano. Ahora es una certeza, pues ya se han producido las primeras denuncias. Después de los escándalos que sacudieron Estados Unidos en el 2001, Brasil (2005),  las condenas en Australia (2008), el informe Murphy sobre los abusos en Irlanda (2009) y las muy recientes investigaciones en Alemania, Austria y Holanda, la Santa Sede estaba preparada para afrontar otros frentes. Y,  sin duda, el más delicado es Italia, corazón del catolicismo.

La consigna del Papa es transparencia absoluta. En esta línea del Papa comienzan a moverse algunos prelados italianos. La señal más visible la ha dado el  obispo Karl Golse de la diócesis de Bolzano (al norte del país, de lengua alemana), muy sensibilizada por el eco del desconcierto creado en Alemania.  Karl Golse ha invitado a las víctimas a contar sus casos en la web del obispado y ha nombrado como delegado especial al vicario general de la diócesis.

La primera denuncia en esa diócesis de Bolzano ha llegado por medio del diario “Tageszeitung”: Un vecino del Alto Adige ha contado que en los años sesenta sufrió abusos por parte de cinco frailes durante unas vacacione en un convento de Bolzano. En Florencia vuelve al primer plan o de actualidad el escándalo de don Lelio Cantini, sacerdote condenado por la justicia por abusar de menores entre 1973 y 187. Benedicto XVI lo expulsó, pero ahora sus víctimas piden una indemnización. En nombre de todas ellas, Francesco Aspettati, manifiesta: “Es demasiado fácil ofrecer la cabeza del pedófilo de turno sin afrontar el verdadero problema: ¿por qué cuando pedimos ser escuchados, la Iglesia nos amenazó e invitó a olvidar?”

Aparece un libro escrito por sacerdote anónimo

Otras historias se relatan en un libro que estará el miércoles  en las librerías, “El pecado escondido. Está   firmado por  Anónimo , sigla que engloba la participación de varios autores, entre ellos un sacerdote. El libro recoge numerosas denuncias presentadas en las fiscalías de Italia, entre ellas el caso atroz de  una niña de ocho años, Alice, de Bolzano, largo tiempo violada y filmada, por su profeso, miusal en mano, al que los padres confiaron la niña para que
le enseñara el catecismo.  En el Vaticano hay preocupación, y no solo por cuestión de imagen.

 Los obispos italianos teme que si se suceden las denuncias y la peticiones de indemnizaciones, difícilmente las diócesis podrán ellas solas hacer frente a la situación. “Hasta ahora no parece que el fenómeno tenga dimensiones dramáticas”, afirma al diario de los obispos, Avvenire, el fiscal de la Congregación para la Doctrina de la fe, Charles J. Scicluna.

Fracasan los intentos de involucrar al Papa


En plena tormenta sobre la pedofilia, hay quien describe al Papa como perdido en sus libros, sin conocer la real dimensión del problema, agobiado por una angustia paralizante. A esta imagen han contribuido las informaciones sobre un cura alemán que, con antecedentes de abusos sexuales contra menores,  fue asignado a la comunidad local de la Iglesia de Múnich en 1980, cuando el actual Papa, Joseph Ratzinger, era obispo de la ciudad.

La noticia, aparecida el fin de semana en Alemania, suponía que, por primera vez,  apareciera el nombre de Benedicto XVI en el escándalo de pedofilia que azota a la Iglesia católica. El Vaticano vió en esa noticia un intento de involucrar al Papa en  los escándalos de abusos
sexuales.

 El portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, intentó minimizar el alcance de la revelación, asegurando que la línea del Papa ha sido siempre la del rigor y la coherencia a la hora de afrontar las situaciones más difíciles".

El rigor de Benedicto XVI contra la suciedad en la Iglesia

Tras el fracaso de involucrar al Papa, otras voces han salido en defensa de Benedicto XVI, como el obispo Giuseppe Versaldi, obispo de Alejandría (norte de Italia), profesor emérito de Derecho Canónico y Psicología en la Universidad Pontificia Gregoriana, con un artículo en
“L’Osservatore Romano”,  bajo el título  "El rigor de Benedicto XVI contra la suciedad en la Iglesia", en el que escribe: “ Gracias al mayor rigor del Papa, diferentes conferencia episcopales  diferentes conferencia episcopales están aclarando los casos de abusos sexuales,
y colaborando con las autoridades civiles para hacer justicia a las víctimas.

Hacia una disciplina mixta en el celibato de los curas

Ante la nueva ola de escándalos de pedofilia, el famoso teólogo católico suizo-aleman Hans Kung , abría de nuevo el debate sobre el celibato con un artículo titulado “Abolid la ley del celibato”: “Abuso sexual masivo de niños y adolescentes por parte de clérigos católicos desde Estados Unidos hasta Alemania, pasando por Irlanda: se trata de una enorme pérdida de imagen por parte de la Iglesia católica, pero
también es una revelación de la profunda crisis por la que atraviesa”…” Evidentemente, el celibato no es la única razón que explica estos errores. Pero es la expresión estructural más importante de una postura tensa de la Iglesia católica respecto a la sexualidad, que se refleja también en el tema de los anticonceptivos”.

El escándalo de la pedofilia, estiman algunos expertos,  tiene una incidencia secundaria e indirecta, es decir, no sería el celibato a desencadenar el abuso de menores, sino la penuria de candidatos al sacerdocio lo que induce a veces a los obispos a admitir a la ordenación a aspirantes de dudosa madurez afectiva.  De hecho, este lunes, el  arzobispo Rino Fisichella, uno de los teólogos italianos más reconocidos, afirma que una importante medida antipedofilia debe ser “una mayor selección en los seminarios”.

Al mismo tiempo, lo que se prevé en la Iglesia católica en un futuro no demasiado lejano es una cierta apertura para el matrimonio de los curas, como ya ocurre en la Iglesia católica Oriental. Se trataría de una doble presencia: por una parte, curas que mantendrían el celibato, que serían amplia mayoría, y un clero subsidiario, en minoría, para garantizar la celebración de la misa en las comunidades que no disponen de cura célibe. Hay que tener en cuenta que la Iglesia católica abrirá sus puertas a sacerdotes  anglicanos casados. Parece lógico, y así lo piden los curas católicos, que se abra esta posibilidad de una disciplina mixta. Hay otra razón para esa apertura: la realidad de buena parte del clero africano que no respeta el celibato.

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