www.diariocritico.com

Estados Unidos ya tiene su reforma sanitaria

martes 23 de marzo de 2010, 21:09h

“This is fucking big”. La traducción al español vendría a ser algo así como “Esto es la leche”, las palabras que el vicepresidente Joe Biden dijo en bajito a Barack Obama mientras le abrazaba antes de que el presidente estadounidense subiera al estrado para seguir escribiendo su nombre con letras grandes en la historia, un día para el recuerdo en la East Room de la Casa Blanca donde nadie podía esconder -ni congresistas, ni funcionarios ni invitados especiales- su alegría y alivio por ver aprobada una de las tareas pendientes de las últimas décadas en Estados Unidos, la reforma del sistema de salud.

Hasta en veinte ocasiones firmó este martes Obama la nueva ley que materializa una de sus principales promesas de campaña, una ansiada reforma sanitaria que antes intentaron aprobar otros presidentes estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, pero que por un motivo u otro se había resistido hasta ahora. Veinte firmas en las que empleó igual número de bolígrafos y todos los allí presentes seguro que hubiesen querido llevarse uno a casa, prueba del momento histórico que estaban presenciando en la Casa Blanca.

Uno irá a parar a la biblioteca presidencial, otro se lo llevó Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes que se ha convertido junto a Obama en la gran beneficiada de esta histórica reforma, otro fue a parar a manos del senador Chris Dood, el demócrata de más rango en la cámara alta. También los Kennedy conservarán la tinta con la que se estampó la firma de una de las leyes por la que más luchó el senador Ted Kennedy antes de morir el verano pasado sin ser testigo de este momento. Su viuda Vickie, su hijo Patrick y su sobrina Caroline sí estaban presentes en la abarrotada sala de la Casa Blanca.

“Después de casi un siglo de intentos y tras un año de intensos debates, la reforma sanitaria por fin se convierte hoy en ley”. Con estas palabras interrumpidas por los aplausos de los cerca de medio millar de asistentes, Barack Obama celebró este martes su mayor victoria política, la que seguro le permitirá pasar a los libros de historia no sólo como el primer negro que llegó a la Casa Blanca, sino el primer presidente que logró reformar el injusto sistema sanitario de Estados Unidos, el único país civilizado del mundo que no tienen cobertura médica universal.

Rodeado de su vicepresidente, Joe Biden, y de un nutrido grupo de congresistas demócratas, el presidente volvió a poner nombre y apellidos a las personas que se beneficiarán de esta nueva ley. Y al igual que ya hiciera en el pasado en otras ocasiones volvió a mencionar a su madre. “Firmó esta ley en nombre de mi madre, que luchó contra las asegurados en la recta final de su lucha contra el cáncer”. Una ley, dijo Obama, que permitirá cumplir el sueño de generaciones que llevaban décadas luchando por transformar el sistema sanitario.

Llevará años implementar la reforma sanitaria, “porque tenemos que hacerlo bien, y de forma responsable”, pero Obama aprovechó el momento para volver a recordar algunos de los aspectos que entrarán en vigor en los próximos meses: créditos para que al menos cuatro millones de pymes puedan ofrecer cobertura a sus empleados, prohibir a las aseguradoras que cancelen las pólizas a los que padezcan enfermedades preexistentes, permitir a los menores de 26 años permanecer en el seguro de sus padres y ofrecer ayudas de 250 dólares a los jubilados incluidos en el plan Medicare.

Que ha sido un momento histórico nadie parece ponerlo en duda, pero el refrán dice que a veces el que ríe último ríe mejor. Obama sabe que la reforma sanitaria sigue sin convencer a más de la mitad de la población y por eso este mismo miércoles comienza en Iowa una campaña de promoción por diferentes zonas del país para “vender” a los ciudadanos las bondades del plan. Además hay una docena de estados de la Unión que han anunciado su intención de llevar la reforma al Constitucional, aunque es poco probable que tenga algún resultado.

Pero lo que quizá más pueda preocupar a la Casa Blanca son las elecciones legislativas que se celebrarán en noviembre próximo, cuando se renueva la Cámara de Representantes y parte del Senado. Entonces sí que los ciudadanos podrán avalar con sus votos la reforma o por el contrario castigar al Partido Demócrata por aprobar una ley que salió adelante sin un solo voto de la oposición y con el rechazo de algunos congresistas conservadores de su propio partido. Ocurra lo que ocurra, la realidad es que el nombre de Obama ya se ha ganado su lugar en la historia.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios