El pasado ejercicio se caracterizó, de forma generalizada, por una "intensa contracción" de la actividad económica de las empresas, que se redujo un 9,5%, frente al retroceso del 3,1% contabilizado en el ejercicio precedente, lo que mermó la capacidad de generar excedentes y de crear empleo.
En este contexto, las empresas ajustaron sus costes salariales y financieros, favorecidas por las menores subidas de precios, los tipos de interés más reducidos y la estabilización de su endeudamiento. No obstante, los niveles de rentabilidad siguieron bajando en 2009, con un descenso del 15,9% del resultado bruto y del 10,3% del resultado ordinario neto.