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¿Estamos locos o qué?

'¿Se persigue a la pederastia o se persigue a la Iglesia?'

"¿Se persigue a la pederastia o se persigue a la Iglesia?"

martes 30 de marzo de 2010, 13:59h

Estos días sigue coleando en las tertulias, las radiofónicas y las de los amigos, la pederastia y su asociación a la Iglesia. Asisto atónita a afirmaciones de muchos medios y me quedo pasmada ante la manipulación que tantos hacen de la información a sabiendas de que es falsa. Soy católica, es cierto, pero también soy periodista y como sé manipular (lo que no significa que lo haga), reconozco una manipulación a leguas.

Busco información para ver hasta dónde son verdaderas las acusaciones. Y como siempre, encuentro la cara B que, claro, es diferente. Tomo como referente a Paco Sánchez y su blog en La Voz de Galicia, Vagón Var, desde dónde cuelga documentos que  aclaran muchas de mis dudas. Pero vayamos por partes.

• Lo primero que quiero dejar claro y que ya lo hice en una columna anterior es que considero absolutamente repulsivo, asqueroso, execrable y totalmente condenable la pederastia. Sea quien sea quien la haga. Así sea el mismísimo Papa de Roma. No tiene perdón (civil, del de Dios yo no opino)

• El Papa Ratzinger, cuando era arzobispo en Munich, amparó a un cura pederasta. El cura había abusado de un niño de 11 años y el cardenal lo cambió de diócesis en 1980 (versión de los medios). Y aquí va la versión real; el diario alemán Süddeutsche Zeitung iba a publicar esta información el 12 de marzo cuando la oficina de prensa de la Santa Sede se anticipó y aclaró los hechos. Lo único que hizo Ratzinger fue autorizar que residiera en una residencia de sacerdotes mientras recibía una terapia. Al año siguiente (1981), el actual Papa fue nombrado por Juan Pablo II prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, marchándose a Roma. Un año más tarde, el vicario general de Munich, y no el Papa Benedicto XVI, comete el error de darle un cargo en una parroquia. Error que ha asumido con las responsabilidades que ello conlleva. Hasta el mismísimo New York Times ha publicado esto haciéndose eco del error inicial del diario alemán. Mientras Ratzinger estuvo allí no hubo denuncias, de hecho las primeras llegaron en 1985 cuando el actual Papa ya llevaba en Roma cuatro años. Por lo tanto esas acusaciones se caerían por sí mismas en cualquier tribunal que quisiera acusarlo de cómplice.

• Entre los delitos más graves que se pueden cometer dentro de la Iglesia, se hallan precisamente los abusos sexuales a menores junto con la Profanación de la Eucaristía o la Penitencia. Ni siquiera el aborto está contemplado como tan grave. El “fiscal” del tribunal de la Santa Sede encargado de juzgar estos delitos, Monseñor Charles J, Scicluna ha explicado cómo actúa la Iglesia ante delitos tan graves. Primero, dice que la investigación de los hechos (es decir, cuando se tienen indicios) está sujeta a secreto, lo que los medios y a la propia ministra alemana han interpretado como que la Iglesia prohíbe comunicarlo a las autoridades. En términos terrenales lo que significa es que ni más ni menos que de la misma manera que cuando se instruye una causa no se dan los nombres de los acusados ni de las víctimas, los segundos por razones obvias y los primeros porque en derecho todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, en las investigaciones de la Iglesia se actúa de igual modo que en la civil. Es más, en la praxis de la Iglesia se especifica a los curas que si se enteran fuera de la confesión, han de denunciarlo a las autoridades.

• ¿Por qué ese ataque de los medios tan furibundo a la Iglesia? El total de casos comprobados de pederastia cometidos por sacerdotes o religiosos en todo el mundo asciende a 300 en cincuenta años, sobre un total de casi medio millón de curas en el período. En Estados Unidos, según el John Jay College of Criminal justice, los sacerdotes acusados de pedofilia fueron 958 en 42 años y las condenas, 54, algo más de una al año, sobre un total de casi 110.000 sacerdotes y religiosos en el país. En ese mismo período, los profesores de educación física y entrenadores condenados por semejante delito fueron 6.000. ¿Ha visto usted algún titular que diga lo siguiente? EL COI ES CÓMPLICE DE LOS ABUSOS SEXUALES A MENORES. No, ¿verdad? Lógico. El COI no despierta ese odio visceral que despierta la Iglesia católica en tantos sectores. Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿De perseguir a pederastas o de perseguir a la Iglesia Católica?

En resumen. ¿Hay curas pederastas? SÍ, CON MAYÚSCULAS. Pero eso no convierte a la Iglesia en defensora de tan asqueroso delito. Los ha habido, los hay y los habrá porque por desgracia ninguna profesión ni estudio inhibe las ganas repulsivas que un pederasta tiene de abusar de un infante. Pero no interesa hacerlo. Quieren atacar a la Iglesia aún a sabiendas de que un padre no es responsable civil ante los delitos que cometa su hijo.

Otro ejemplo, muchos de los pederastas que han sido condenados son homosexuales. ¿Se le ha ocurrido algún medio acusar al colectivo gay de ser pederasta? No, ¿verdad? ¿Por qué? Porque sería una locura, faltaría a laverdad, sería un terrible delito y además sería una manipulación asquerosa  porque nada tiene que ver ser hetero ni homo con ser un delicuente. Pues ya está bien. Que se denuncien los casos pero de manera individual que la iglesia somos muchos. Yo también soy iglesia y yo no soy pederasta y ya me está empezando a hartar que los medios manipulen aún a sabiendas de conocer la verdad, delitos tan graves. Opinar sí, difamar, no. Cualquiera de estas acusaciones se caería por sí misma en cualquier tribunal civil.


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