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Volar los puentes

Volar los puentes

martes 30 de marzo de 2010, 15:44h
Decía hace unos días en Madrid el alcalde de Santiago, Xosé Antonio Sánchez Bugallo, que a los gallegos no les gustan los conflictos, pues “si los puentes se vuelan, luego no se pueden cruzar”. Vieja sabiduría gallega que conoce bien la dificultad, incluso la imposibilidad, de cruzar al otro lado si no hay puentes. “Los hombres, decía Isaac Newton, “construimos demasiados muros y no suficientes puentes”. Sucede con los inmigrantes, con los diferentes, con los que nos preocupan… pero también con los cercanos, los próximos, los “nuestros”. La política actual está llena de expertos en levantar barreras y en volar puentes. A veces parece que ni unos ni otros quieren dar el paso de cruzar lo que les separa y prefieren mantenerse enrocados en el otro lado de la nada.

En medio de una de las peores crisis de los últimos cincuenta años, casi condenados al furgón de cola de Europa, no hay posibilidad de firmar un pacto económico ni educativo ni sobre la Justicia… No es posible un acuerdo para encontrar una sentencia justa para el Estatuto de Cataluña ni para renovar ese organismo… Estamos destruyendo la confianza en las instituciones y pensando en limitar derechos, no en hacerlos más sólidos. No se trata de echar la culpa a unos o a otros y además importa poco de quién es la responsabilidad última, seguramente compartida. Lo grave, lo desesperanzador es que nadie quiere el pacto, como si esa ausencia de puentes permitiera mantener las posiciones de cada uno sin mirar para nada lo que podríamos hacer si camináramos juntos.

Acabo de encontrar casualmente un texto magnífico, como todos los suyos, del lamentablemente desaparecido José Luis Martín Descalzo. Dice que “en un mundo de zanjas” –y no debe ser una referencias a tantos alcaldes que tienen levantadas nuestras ciudades- “¿qué mejor que entregarse a la tarea de superarlas?”. Los puentes, recuerda, son “lo primero que se bombardea en las guerras cuando riñen las dos orillas. De ahí que el mundo esté lleno de puentes destruidos”. La política española actual es una guerra donde unos y otros se bombardean sin descanso y sin ánimo de paz y todos los demás padecemos los puentes destruidos, imposibles de cruzar. .

Si los puentes se vuelan…las diferencias crecen hasta hacer imposible el camino. Estamos destruyendo los puentes que nos deberían llevar al entendimiento, a la recuperación económica, al futuro, a la modernidad, a la Europa que progresa…Es malo que los políticos que pueden construir, destruyan. Pero, ¿y nosotros? Martín Descalzo que tendía permanentemente puentes entre todo y entre todos, especialmente entre la vida y la muerte, que es la gran aventura del hombre, se dejaba llevar, sin embargo, por la ironía desesperanzada: “lo malo, decía, es que a la mayoría, los únicos puentes que les gustan son los laborales”. Que disfruten los que están de puente y que nos dejen algún lugar pro donde cruzar hacia el sentido común.

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