www.diariocritico.com
Judas paganini

Judas paganini

miércoles 07 de abril de 2010, 19:08h

¿Hubo un Judas que nos traicionó, o más bien una pila de tontos que "caímos por inocentes"?

No, no es otro Judas. Es el mismo, el mismo Iscariote que ya conocemos de antaño. Lo que pasa es que ahora me ha parecido conveniente no coronarlo con el apellido, sino con un adjetivo calificativo. Pero voy un poco más allá. Utilizo un nombre archiconocido -el famoso violinista del siglo XIX, Niccolo Paganini- para referirme a una cualidad: la de Judas que paga el pato siempre. Dicho de un modo más "técnico": el chivo expiatorio.

En efecto, en las sociedades cristianas -por extensión, "occidentales"- cada vez que se quiere hablar de un traidor, de alguien "de adentro", que termina jugando pa'el enemigo, le tildamos de "Judas". Y eso puede implicar un sanbenito eterno. Lástima que hay otro ingrediente que solemos dejar de lado: que lo hizo por plata, las famosas "30 monedas" que cuentan los Evangelios.

Vamos a ir considerando ambos asuntos: la traición y la recompensa recibida, en la utilización que iremos haciendo del nombre tornado epíteto. Por razones que imagino de carácter histórico, no hay pueblo, ni barrio ni comarca venezolanos que no construya y luego con algarabía queme su Judas.

Con ello pretende mostrar a quién tiene entre sus tripas. Cosa singular, siempre o por lo menos en la abrumadora mayoría, un nombre específico. Nunca generalidades. Nunca, por lo tanto, el fulano Niño a quien Chávez culpa de todo, ni la burguesía y/o el imperio, sino individualidades. ¿Chávez, por ejemplo?

Con esta tradición en mente, vamos a ir viendo los Judas a quienes los venezolanos -con sobrada razón, al parecer- han ido construyendo con paciencia, pero con determinación, y a quienes esperan "pegarle candela", aunque sólo sea para "vengar" al Ávila.

Vale la pena que hagamos una aclaratoria: ¿son los venezolanos los que han "armado" su Judas, o simplemente lo fueron descubriendo? En otras palabras, ése o ésos Judas ¿los armó el pueblo, o ellos se fueron haciendo solitos? ¿Podría haber sido, más bien, que alguien hacía lo que le parecía y nosotros ingenuos, le creímos? Así, si tomásemos a Chávez: quien hizo promesas a granel y luego las incumplió, ¿quién fue? ¿Fue él solo, o fuimos nosotros que la cargamos de contenido y luego le asignamos veracidad? ¿Hubo un Judas que nos traicionó, o más bien una pila de tontos que, de propia voluntad, "caímos por inocentes"?

Hecha la aclaratoria, sigamos adelante. Tenemos un Judas internacional. Se trata de Judas (Lula) Iscariote. Un tipo que se disfrazó de "obrero que llegó a ser Presidente", supuestamente para consumar lo que el mundo obrero había venido predicando y sosteniendo desde tiempo inmemorial. Y una vez allí, ¡zuás! el más consumado propulsor y defensor del capitalismo salvaje do Brasil.

Pero hay más, no sólo traicionó lo que muchos -fuera y dentro de Brasil- esperaban de él, sino que, por lo que se ve, ¡lo hizo por plata!; peor, por plata ajena. Y ese Judas, el más notorio Judas latinoamericano, al ver a hombres que llegaban -y siguen llegando- hasta el sacrificio supremo para gritar al mundo que "no es verdad que en Cuba hay una revolución del pueblo y para el pueblo, sino una agotada dictadura que no vacila en provocar la muerte, con tal de sostener a un grupito de ancianos por arriba -y en contra- de un pueblo", se puso, cuando nadie se lo pedía, ¡al servicio del poder!, del poder abyecto. Por fortuna, de ahora en adelante, a nadie, absolutamente a nadie que se respete se le ocurrirá decir que "Lula es su modelo". ¿Un Judas, modelo?

Los otros, los Correa e igual ralea, ya no tienen, como Lula, el privilegio de la originalidad. Como tampoco los eternos mamandinis de cuanto déspota ha despuntado en nuestra historia, quienes, con tal de hacerse de unos reales y garantizarse una posición, venderían hasta a su madre. Esos forman parte de un fastidioso cortejo que ya estamos cansados de ver trajinar por nuestra historia.

Hay sí, una novedad. Nunca antes un Judas se había presentado hablando en nombre del pueblo, regurgitando su "autosacrificio", su inmolación, a diestra y siniestra. Tampoco nunca había inventado un término tan atractivo, peligrosamente atractivo, como el de revolución, bautizada "socialista", para llevar a cabo el más eficaz proceso de liquidación de un país. Y nunca habíase apropiado del manto de Cristo para hacernos creer en la bondad suprema de su Proyecto. Nunca, la verdad.

¿No será ya hora de dejar atrás ese Jueves Santo de angustias, con Judas y sus tropas de militares y funcionarios, y entrar, sin él ni ellos, jubilosos al Domingo de Resurrección?

[email protected]

 

 

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios