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A Aznar no le gustan los jarrones chinos

A Aznar no le gustan los jarrones chinos

martes 20 de abril de 2010, 19:39h
No será como la foto de las Azores pero en el facebook del PP ya han colgado en el lugar de honor la foto del Intercontinental. Al fin juntos los tres. Morbo asegurado, seis años después de que Aznar les designara inicialmente para ocupar la pole position en la salida para su sustitución, seis años después de eligiera a Rajoy en detrimento de Rato… Unos cuantos años durante los que no se han llevado nada bien, en una especie de  serial televisivo de desencuentros  según las  distintas temporadas de emisión:  Rato nunca le perdonó a Aznar que eligiera a Rajoy y no a él y puso tierra de por medio; Aznar se desencantó con Rajoy cuando perdió las elecciones y empezó a tomar sus propias decisiones; Rajoy no se olvidará nunca de  la  abierta hostilidad de Aznar en el Congreso de Valencia; Rato no ha ocultado sus diferencias con Rajoy en la renovación del partido y hasta se dejó querer como alternativa aunque tenía bien claro que lo suyo iba o de institución del mundo mundial o de alto ejecutivo receptor de múltiples bonus, primas y stock options internacionales; Rajoy, sin embargo, ha hecho posible que Rato presida Caja Madrid en contra de las apetencias de Esperanza Aguirre…Ahora en la entrega de esta última temporada de la serie, por el momento, prima la unidad y las sonrisas de oreja a oreja de los tres protagonistas principales.

Aunque el guionista parece trabajar descaradamente para Aznar desde el primer día. Es el ex presidente quien escenifica una y otra vez, y van ya tres, su particular “tal como éramos”. Primero en la foto del hotel Eurostars Madrid Tower cuando reunió a los integrantes de su primer Gobierno en 1966 y lo hizo para dar el espaldarazo al último de la terna sucesoria, el que parece permanecerle más fiel pese a ser el más descartado, a Jaime Mayor Oreja, en el inicio de la campaña electoral de las europeas. La segunda ocurrencia con foto, a mayor honor y gloria propia, fue hace unas  semanas en Sevilla reuniendo a la Ejecutiva que surgió del  Congreso de Sevilla del que salió presidente del PP. Y ahora como anfitrión de FAES los junta para reivindicar su llamado Gobierno económico  del milagro y no se sabe si para ponerle los deberes a Rajoy y que se comprometa a imitarle en la política económica si llega al Gobierno.

El pasado se reivindica sobre el presente para que Aznar no cumpla la teoría del jarrón chino del que hablaba Felipe González: “un ex presidente-aseguraba Felipe- es  como un jarrón chino, que dicen que  es tan valioso que nadie sabe dónde colocarle y al final estorba en todas partes”. Y en esta tesitura es el propio Aznar el que se preocupa continuamente de colocarse a sí mismo, no vaya a ser que no le guste el lugar en el que le ubican. Y el jarrón chino popular se encarga una y otra vez de hacerse presente, con mil y una declaraciones, cada cual más talibán en plan neocon, y cuando le viene bien cita a los suyos que algún día cometieron un error: cuando le denominaron por aclamación como “el mejor presidente de la democracia española”. Y claro, ¿Quién se niega a una convocatoria del mejor presidente de la democracia? Bueno, alguno sí.  Rato hizo lo imposible y lo logró para escurrir el bulto en la foto de Sevilla. En aquel entonces estaba pendiente de ser ratificado como presidente de consenso en Caja Madrid. Ahora parece que ya no tienen problema.

Lo malo es que Aznar se ha creído titular de esa especial orden nobiliaria de los mejores de la democracia española y otorga a su vez medallas y cordones  como si fuera el jefe de la nobleza política española y de la Real Orden del Toisón de Oro se tratara. Desde ayer Rodrigo Rato quedó instituido por designación de Aznar como “mejor ministro de economía y hacienda de la democracia española”. Y como siempre parece que Rajoy mira para ver si su predecesor no le compromete demasiado dudando entre evitarlo  o en hacerse acreedor a alguna condecoración e intenta seguir el guión marcado, que cada vez es más difícil. En esta última autoalabanza de Aznar se reivindica la llamada “herencia” que se legó a Rodríguez  Zapatero, el milagro que nos metió en el euro después de las malas cifras económicas que dejó, a su vez, el gabinete de Felipe González. Está contenida en un libro de FAES escrito por los mayores colaboradores de Rato y Aznar de aquellos tiempos. Lo curioso es que para este autobombo Aznar ha prescindido de quienes llevan ahora la carga de la alternativa económica en el PP y fueron también colaboradores suyos. Especialmente de Cristóbal Montoro, ex ministro de Hacienda, y la persona que lleva insistiendo desde el mismo día que se inició  la crisis en que la solución a los problemas del país está en las recetas de aquella época. Aznar va a lo suyo y concede y retira sus favores ante un silente Rajoy que más que el líder del PP parece un alumno que trata de no desairar al “mejor presidente de la democracia en España”. Dicen algunos estrategas del PP que lo de menos es el megaprotagonismo aznariano y de lo que se trata es de dar imagen de unidad y eficacia ahora que las encuestas son favorables y la crisis desangra día a día a Zapatero. Hay otros que consideran que ahora que todos deberían ponerse detrás de Rajoy, para lo que el mande y decida, es Aznar quien va por libre y tira de los demás sin importarle más que su propia autoestima e imagen. Al menos hay que reconocer en el ex presidente un mínimo atisbo de prudencia, quizás llevado por las circunstancias. Tras años definiendo al socialismo como los responsables del “paro, el despilfarro y la corrupción” ahora ha realizado una nueva versión a lo CSI: el ADN del socialismo es, dice, “paro, el despilfarro y la crisis”. Se ha caído la corrupción, ¿será por no mentar la soga en la casa del ahorcado? ¿o a lo mejor ha encontrado en demasiadas ocasiones en los sumarios Gürtel a algunas de sus gentes de confianza y muchos episodios de su época?
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