Una señal de alta potencia, al parecer analógica, fue propagada premeditadamente durante la emisión del partido Barcelona-Inter, espacio de máxima audiencia, con un claro objetivo de boicotear la noche televisiva del miércoles. Los cortes o interferencias, que duraron sobre todo un primer tiempo del encuentro de fútbol, consiguieron que en muchas zonas de la Comunidad de Madrid no se viera de forma continuada la señal del partido.
Por parte del Gobierno, se ha querido evitar que se le apunte como responsable de la mala gestión de la señal de TDT. El ministro de Industria,
Miguel Sebastián, aseguró que las interferencias de la noche del miércoles "no tienen nada que ver con la TDT" y avisó de que "se depurarán las responsabilidades".
Sebastián, que afirmó que no se enteró de lo ocurrido hasta horas después, señaló que "aparentemente ha podido haber una interferencia técnica, algún intruso". De momento, la Dirección General de Telecomunicaciones ha abierto un expediente.
En cuanto al Ejecutivo madrileño, la presidenta de la región,
Esperanza Aguirre, ha tildado de "escándalo" las interferencias -"provocadas o no"- y recalcó que la Comunidad exigirá "todas las responsabilidades" a la empresa Abertis, encargada de emitir la señal de la televisión madrileña "con nitidez".
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