El caso es que es cierto que la intromisión de una señal pudo ser generada por tan sólo 100 watios de potencia que ha detectado
Telemadrid, según ha revelado, que es relativamente fácil de generar y provocar un alto nivel de ruido. Provoca que la calidad de la señal sea tan baja que no se puede decodificar y finalmente el resultado es que los telespectadores no pueden ver la emisión correctamente.
Dependiendo de la sensibilidad del receptor (la señal más baja que detecta), y de la potencia de la señal que debe repetir (la buena), la duda está en la distancia desde la que se pudo haber hecho este 'ataque', ya que no hay indicios de la presencia de una o varias personas cometiendo esta acción. Una acción, por cierto, perseguida por la ley con importantes sanciones más allá de las pecuniarias.
Es cierto que ya sería cuestión de elucubrar, pero este ataque podría haberse efectuado perfectamente desde un vehículo que pasara desapercibido entre otros estacionados en la zona cercana donde fue afectado el repetidor de Abertis, compañía contratada por
Telemadrid para la emisión de su señal.
Para acometer esta interferencia hace falta tan sólo un plato de antena no de gran diámetro y un emisor de pequeño tamaño, lo suficiente para generar esos 100W de señal. Pero lo más importante: los posibles infractores pudieron efectuar esta acción desde la distancia, incluso desde varios kilómetros, por lo que será casi imposible dar con los posibles culpables.
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