El chocolate del loro

   El Gobierno, tras muchas dilaciones, ha hecho el primer recorte de altos cargos. Ha costado broncas entre los ministros, ninguno quería ver reducido su departamento y se cruzaban acusaciones de favoritismo, al tiempo que resurgían viejas rencillas: "si Industria no se quita dos Direcciones Generales yo tampoco". ¿Todo esto para qué? Para parir un ratón.

   La reducción va a suponer un ahorro real de dieciséis millones de euros que es algo así como el chocolate del loro dentro del recorte de gasto público preciso para lograr cumplir con el objetivo de reducir el déficit al 3% en el 2013. Incluso la vicepresidenta Salgado confesó, tras anunciar la medida, que este recorte tenía un carácter muy simbólico. Lo preocupante es que no están los tiempos para simbolismos ni para gestos cara al público,  sino para coger el toro por los cuernos de la política económica y tomar medidas radicales,  e impopulares si es preciso, con las que afrontar un drama como los cuatro millones y medio de parados o el imparable endeudamiento del país.

   Hay que recortar el sueldo de los funcionarios, hay que suprimir ministerios, hay que apretarles el cinturón a las administraciones autonómicas. Hay que preguntarse, al fin, que papel y qué función juega el vicepresidente Manuel Chaves, oficialmente encargado de la coordinación autonómica, si no ha conseguido el más mínimo acuerdo, ni ahorro, hasta ahora, en la exigencia permanente de trasferencias.

   Gobierno y Partido Socialista, paralizados por el miedo a la pérdida de apoyo de su electorado, resignándose a la política del subsidio e incapaces de afrontar movilizaciones en la calle, no son capaces de ver como sus votantes desertan por las esquinas. Como, de seguir así, el PP no va a necesitar ni hacer campaña. Va a ganar las elecciones, no por méritos, que no los tiene, si no por hundimiento del adversario.

   Mientras tanto los sindicatos se manifestaron por el empleo estable y la defensa de las pensiones. Otros soñadores. A este paso no van a quedar trabajadores para sostener a Toxo y a Méndez, ni para contribuir a las pensiones del futuro. Pero eso sí, ellos y la patronal siguen deshojando la margarita de la Reforma Laboral, mientras tres mil personas al día pierden su puesto de trabajo. Es verdad que la culpa del paro no la tiene la regulación laboral, pero la reforma es imprescindible, no para abaratar el despido, si no para crear nuevas modalidades de contratación que acerquen el modelo español al europeo. Así pues, ahí tiene Zapatero otro reto, si no se ponen de acuerdo, que tiempo han tenido, legisle y gobierne, que para eso le votaron y para eso preside el Gobierno