Retoques Corbacho

   El Ministerio de Trabajo hizo públicos el martes los datos de desempleo de abril. Dicen las cifras oficiales que se dieron de baja en los servicios públicos de empleo algo más de 24.000 personas. El dato es idéntico al filtrado por el propio gobierno para calmar el escándalo y pánico que supuso conocer el viernes que en España hay más de 4,6 millones de parados, el 20,5 por ciento de la población activa. Pero, como cada mes desde que Caldera era ministro de Trabajo, la realidad no tiene nada que ver con esas cifras oficiales. Primero si se desestacionaliza, es decir, si se despoja de los efectos de la estacionalidad, en abril no se creó empleo sino que se destruyó y en número cercano a las 63.000 personas. Además, 7.000 nuevas personas fueron metidas en esa rúbrica llamada otros no ocupados, porque están en cursos de formación, y que ya suman casi el medio millón. También hay que anotar que en abril descendieron en 30.000 el número de demandantes de empleo, otra razón para que baje el número de parados.

   En cuanto a la afiliación, hay una componenda que viene ya siendo habitual. Desde hace muchos meses, no se ofrece el movimiento de afiliados a la Seguridad Social del último día del mes. Así que en abril, aunque dicen que ha aumentado el número de afiliados en más de 53.000, el día 30 se dieron de baja 84.869. En todo caso, ya sabemos desde hace mucho el escaso valor estadístico que tienen los datos del Ministerio de Trabajo. Hasta el secretario de estado de Economía minusvaloró su fiabilidad, alegando que las que tienen valor son los de la EPA que elabora el INE.

   La realidad del paro en España es de una dureza tremenda y ya vemos cómo ni el Gobierno ni los sindicatos quieren cambiar su status quo poniendo en marcha las reformas necesarias en el mercado de trabajo empezando por la negociación colectiva que deriva de los sindicatos verticales del franquismo. Una legislación que encorseta a las empresas sean del sector que sean, estén ubicadas donde estén ubicadas y atraviesen la situación económica que atraviesen. La última muestra nos la han dado UGT y Comisiones Obreras este último 1 de mayo. Nada contra la crisis y por los parados y mucho por sus liberados y por Garzón. Tampoco en la agenda de la reunión Zapatero-Rajoy está sin duda uno de los asuntos más graves de este país y que junto con el crédito lleva a las empresas a no tener más remedio que despedir por no contar con otros instrumentos que los sindicatos impiden con sus convenios colectivos.