Claros y oscuros en la operación del Rey

Después de la intervención quirúrgica del Rey Juan Carlos, calificada por la mayoría de los medios como discreta aunque haya quien utiliza también el término sorprendente, precisamente porque nada se supo d ella hasta que se realizó, ha salido a la luz pública un acuerdo entre la Casa Real y el Presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, según el cual no se aplicaría el artículo 59 de la Constitución, por no estimarlo necesario dada la poca importancia de la operación.

Es decir, el Rey se lo dijo al Presidente quien guardo un discreto silencio y también al Príncipe Felipe, quien decidió no cambiar su agenda e irse de vieja oficial a Costa Rica a la toma de posesión de su nueva presidenta. No me negarán ustedes que resulta, cuando menos, curioso que un hijo se vaya de viaje, por muy oficial que sea, cuando a su padre lo están interviniendo de una operación de pulmón, por muy sencilla que esta sea y aunque se trate, precisamente, de mantener la discreción.

Pero hay otros puntos a tener en cuenta. El citado artículo de la Constitución, en su párrafo 2, dice: “Si el Rey se inhabilitare  para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuese reconocida por Las Cortes Generales, entrara a ejercer inmediatamente la Regencia  el Príncipe heredero de la Corona, si fuese mayor de edad”. Como puede verse, es de una contundencia que lleva a pocas posibilidades para varias interpretaciones.

Claro que las Cortes Generales no reconocieron esa imposibilidad – que se sepa -  para ejercer su autoridad mientras era operado el Rey, porque se mantuvo el secreto entre pocas personas. Una de ellas, el Presidente del Gobierno. ¿Participó en el secreto el jefe de la oposición? Es posible, pero de no ser así, como parece, resulta extraño que, cuando el PP recrimina al Gobierno por cualquier cosa, ahora guarde un silencio cómplice.

No se sabe –o al menos no lo sabe quien esto escribe– si  la Casa real y el Presidente del Gobierno están capacitados para actuar así, pero no estaría de más que algún sabio constitucionalista se pronunciara al respecto, porque el artículo citado no se refiere al tiempo que dure la inhabilitación para que se actúe, sino que es simplemente tajante en su exposición. Claro que el título de la Corona en la Constitución, a pesar de los años que lleva en vigor, no ha sido desarrollado, quizá porque no haga falta, quizá porque nadie esté dispuesto a plantearlo.

Son demasiadas preguntas que necesitan respuesta para deja las cosas claras, gusten o no, con independencia de las relaciones familiares  en la Casa Real, pues  estas cosas afectan a todos los españoles y la transparencia con la que se ha dicho que se ha llevado el asunto tiene unos puntos oscuros que deben ser explicados.


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