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El Rey reconoce la labor de la Sanidad pública

El Rey reconoce la labor de la Sanidad pública

jueves 13 de mayo de 2010, 11:31h
   Cuando a la salida del Clínico de Barcelona el Rey Juan Carlos elogió el papel de la Sanidad Pública Española no lo hizo porque se sintiera obligado ante los cientos de periodistas que se habían congregado a las puertas del hospital. Lo hizo porque, con todos los defectos y carencias que tiene nuestro sistema sanitario, lo cierto es que goza de muy buena salud, gracias eso sí a los cientos, miles de médicos, enfermeras, auxiliares, gentes de la limpieza, que cada día logran que esos edificios mastodónticos funcionen a todo gas.

   Y lo digo con conocimiento de causa, ya que por razones familiares he tenido que permanecer varios días en la planta de ictus del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde he podido comprobar la entrega de unos equipos humanos que se dejan el alma por sacar adelante a sus pacientes, supliendo con su entrega y simpatía, las dificultades de trabajar en lugares saturados de enfermos y de familiares que desean saber qué les ocurre a los suyos y qué les ocurrirá cuando abandonen el hospital, quizá en no muy buenas condiciones físicas.

   La permanencia en un hospital te cambia la percepción que puedas tener de la Sanidad Pública -a veces incluso de las prioridades de la vida-, pues si bien es cierto que nada tienen que ver con las clínicas de diseño minimalista que aparecen en las películas,  también lo es que cuando llegas allí lo único que quieres es que te atiendan bien, que comprendan tu problema, incluso si es posible que te trate el mejor.

   Los que atendieron al mismísimo Rey Juan Carlos. Y lo es porque esos
especialistas trabajan casi todos en la Sanidad Pública, lo que te permite ponerte en las mejores manos sin tener que desembolsar una millonada. También los hay que sin tener tanto renombre tiene algo importante, una gran experiencia y la preparación que da el que pasen por tus manos cada día cientos de pacientes con todo tipo de patologías.

   Y qué decir de las urgencias, donde la gente va porque sabe que le van a atender aunque lo suyo no sea grave y se lo hubieran podido solventar en el ambulatorio de su barrio. Una costumbre muy española que habría que erradicar ya que pueden impedir que otros pacientes con patologías graves o muy graves no sean atendidos de inmediato, y tengan que permanecer en un pasillo porque no hay camas suficientes para atender a tantos enfermos como acuden los fines de semana a las urgencias de los grandes hospitales.

   Yo pediría desde estas páginas a la ministra o los consejeros autonómicos del ramo que hagan campañas publicitarias para educar a la gente de cómo utilizar unos servicios públicos que son de todos y pagamos todos. Y a los pacientes que sean responsables y piensen en los demás, más ahora que la crisis nos obliga a ponernos las pilas a todos.


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